Cómo sacar el máximo provecho a las prácticas de verano
Si alguien conocido nos dice que va a trabajar en verano en una empresa de prácticas y nos pide consejo, probablemente cada uno de ustedes le recomendaría una cosa diferente. Un sesudo estudio realizado por Bankia ha establecido, por orden de importancia, cuales son los cinco factores más importantes que debe conseguir un becario si realmente está interesado en que ésa empresa que le abre los ojos al mundo laboral, quiere que le fiche. Aprender, relacionarse, comportarse con profesionalidad, mostrar iniciativa y acabar bien es la manera de sacar el máximo provecho posible a estas prácticas de verano. Sólo así, y no siempre se consigue, podemos aspirar a comenzar con buen pie una larga carrera profesional.
Con el verano, muchas empresas reciben a los jóvenes que inician sus periodos de prácticas. Para ellos es, la mayoría de las veces, su primera experiencia laboral real, en un entorno nuevo y en el que no manejan los códigos de conducta. Aunque al conocerla por dentro, la empresa elegida puede que no nos guste sí valdrá el tiempo empleado para desarrollar herramientas que después podamos utilizar en la vida laboral, pues el objetivo final está claro que es conseguir un empleo.
En primer lugar conviene aprender de quien sabe. En el entorno laboral nos encontraremos rodeados de gente. Hay quienes se involucran mucho en enseñarnos y aquellos que lo hacen menos. Habrá que aprovechar la paciencia de los que se esfuerzan en formarnos pero al mismo tiempo fijarnos porque igual son los que menos nos atienden, de los que más se puede aprender.
Todo el mundo tiene prisa y asuntos propios que resolver. En esos momentos es cuando hay que demostrar que se tiene iniciativa: acercarse y preguntar en qué se puede ayudar o dirigirse a algún responsable para pedir que se le encargue algo. Incluso, con el paso de los días y conociendo cuáles son las rutinas, tratar de adelantarse a las necesidades sin entorpecer lo que los demás estén haciendo.
Contactos o la palabra de moda, networking. Hay que conocer gente en el sector de actividad al que uno se quiere dedicar. Los que hoy son compañeros mañana pueden necesitar de una persona, en esta empresa o en cualquier otra. No se trata de pretender hacer amigos en dos semanas, sino de establecer lazos profesionales y demostrar la propia valía.
Aunque nadie nace aprendido, para eso están las prácticas, se puede tener siempre una actitud profesional que va muy ligada a la educación recibida: Hay que ser puntual, ir aseado y correctamente vestido, mostrar responsabilidad en las tareas que se asignan, preguntar prudentemente aquello que no se sabe, respetar el trabajo del resto, atender a las instrucciones que se reciben… y un largo etcétera que convendría haberlo observado de nuestros padres o el entorno cercano.
Quizá la despedida puede llegar a ser tan importante como la bienvenida. Cuando acaban las prácticas lo habitual es que el estudiante abandone la empresa: no significa que se haya hecho nada mal, sino que ese era el pacto previsto desde el principio. Agradecer el aprendizaje recibido, interesarse por cómo se ha percibido su desempeño laboral, ofrecerse para posibles vacantes que puedan surgir e incluso mantenerse en contacto con los compañeros con los que se haya hecho buenas migas es el modo de acabar bien las prácticas. No es sencillo conseguir que cuando acaben las prácticas la empresa ofrezca la posibilidad de continuar, pero si se ha aprovechado el tiempo puede que el verano acabe con un contrato laboral.
En definitiva, y les hablo estrictamente de mi experiencia personal, hay una clara diferencia entre lo que podríamos llamar un «trepa» que quiere quedarse en la empresa a toda costa, y aquél que acude con una actitud abierta y con ganas de aprender. Tanto en el primero como en el segundo caso, en breve se descubrirá nuestras verdaderas intenciones y automáticamente, los compañeros adoptarán con nosotros una actitud bien diferente.
Si nuestro deseo es quedarnos en esa empresa por el motivo que sea habrá que tirar de astucia para que nuestras valías sobresalgan más que el interés por conseguir ese trabajo.