Bruselas prohíbe a los pescadores españoles «buscar» y capturar boquerones en la Antártida
Las autoridades comunitarias consideran que España ya ha sobrepasado el cupo
Bruselas ha decidido prohibir a los pescadores españoles «buscar» y capturar boquerones en las costas de la Antártida en lo que queda de 2024, según ha anunciado la propia Comisión Europea a través de una resolución. Las autoridades comunitarias consideran que España ya ha sobrepasado el cupo de este tipo de pescado en lo que va de año, por lo que no le permitirá seguir faenando en esas aguas hasta que inicie 2025.
«Los buques que enarbolan el pabellón de España o que están matriculados en ese país han agotado la cuota asignada para 2024 correspondiente a las capturas de la población de boquerón en la zona 8», asegura la Comisión Europea.
Según explica la propia Comisión, la zona pesquera número 8 hace referencia a las aguas continentales que rodean el continente de la Antártida, es decir, muy lejos del territorio de la Unión Europea.
«Es necesario prohibir determinadas actividades pesqueras», sentencia Bruselas. Además, el documento veta a los pescadores españoles con efectos retroactivos. «Se prohíbe la pesca de la población a que se hace referencia en el artículo 1 a los buques que enarbolen pabellón de España o que estén matriculados en ese Estado miembro a partir» del 6 de agosto de 2024.
«Seguirá estando permitido transbordar, mantener a bordo, transformar a bordo, trasladar, enjaular, engordar y desembarcar pescado y productos de la pesca de dicha población procedentes de capturas efectuadas por esos buques antes de esa fecha», explican las autoridades comunitarias.
«Las capturas no intencionales de dicha población que realicen esos buques deberán almacenarse y mantenerse a bordo, así como registrarse, desembarcarse e imputarse a las cuotas» que se le imponen a España. Así, Bruselas «prohíbe, en particular, buscar peces y largar, calar o halar un arte de pesca con el fin de pescar la población en cuestión».
Bruselas y los pescadores españoles
Esto ocurre pocos días después de que Bruselas vetara a los pescadores de atún blanco españoles del mar Mediterráneo. En aquella ocasión, la Comisión Europea prohibió «mantener a bordo, trasladar, transbordar o desembarcar capturas de esta población».
Pocos días antes, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) anuló el acuerdo pesquero con Marruecos. Si bien los agricultores se han posicionado a favor de esta medida -como Unión de Uniones- y piden que se aplique con urgencia, muchos pescadores se han quedado en la estacada.
«No me puedo creer que la Comisión no tenga las líneas de trabajo de un plan B al respecto», lamentó la presidenta de la comisión de Pesca de la Eurocámara, la popular Carmen Crespo, quien cree que ya debería haber una propuesta sobre la mesa.
Su compañero de partido, el eurodiputado pontevedrés Francisco Millán Mon, denunció que se ha perdido un «caladero potencial», especialmente para la flota del golfo Cádiz, sobre la que ya recae la «espada de Damocles» del recorte de las capturas de anchoa, y «ahora su salida potencial desaparece».
«Creo que la sentencia no va a facilitar acuerdos futuros y no puedo ser optimista, pero me gustaría que la Comisión termine su análisis cuanto antes y que nos diga qué salidas puede haber», sentenció.
Por su lado, el socialdemócrata Nicolás González Casares, ha animado a la Comisión a tratar de firmar un nuevo acuerdo cumpliendo con las condiciones que impone la sentencia para «garantizar que sus beneficios lleguen a todo los afectados». «A eso debe dedicarse la Comisión: a buscar soluciones porque la flota no puede permitirse que esta situación se prolongue sine die», incidió.
También la eurodiputada del PNV Ohiane Agirregoitia pidió «celeridad» a la Comisión para esclarecer «qué pasos se van a seguir para cumplir una sentencia que reconoce al Frente Polisario como interlocutor válido», para lo que ha reclamado una «hoja de ruta clara con plazos y acciones que posibiliten renovar el acuerdo».
Menos de una semana después, Bruselas pegó otra estacada a los pescadores de España y les prohibió pescar y transportar atún blanco capturado en el mar Mediterráneo. Ahora, sucede lo mismo con el boquerón de la costa antártica.