Bankia constató que las cuentas de Banco Popular no reflejaban su verdadera situación
Leopoldo Alvear, ahora director financiero de Sabadell, asegura que faltaban provisiones, que las tasaciones no eran fiables y que había dudas sobre la ampliación de 2016
Se cumplen cuatro años de la resolución de Banco Popular con Ángel Ron al borde del banquillo
Leopoldo Alvear, exdirector financiero de Bankia y ahora de Banco Sabadell, ha declarado en la Audiencia Nacional que las cuentas de Banco Popular que examinaron en la subasta de 2017 no reflejaban la realidad de la entidad. Detectaron falta de provisiones y unas tasaciones de los inmuebles desactualizadas. Asimismo, dudaron si las cuentas de la ampliación de capital de 2016 reflejaban la realidad (que es por lo que está imputado Ángel Ron), lo que podía obligar a su devolución en un proceso judicial. De ahí que obtuvieran un valor por debajo de cero para Popular.
A preguntas del juez José Luis Calama, Alvear ha asegurado que Bankia no estuvo interesada en Popular porque faltaban muchas provisiones en comparación con las de la propia Bankia. Ha explicado que Popular tenía muchos activos problemáticos (préstamos morosos e inmuebles adjudicados), en torno a 40.000 millones de euros, mientras que Bankia -que había traspasado el grueso de los suyos a Sareb- tenía 12.000. Y Ernst & Young, asesor de Bankia en la subasta, concluyó que sobre esos activos problemáticos faltaban muchas provisiones.
Según el exdirectivo de Bankia, había dudas sobre si todos los activos problemáticos estaban bien contabilizados, o si había activos que no habían sido clasificados como préstamos dudosos. Por ejemplo, las reestructuraciones, que tendrían que estar clasificadas como dudosas. Este era un dato que les hizo perder confianza en la operación.
No solo se trataba del déficit de provisiones de las cuentas de Popular de 2016 -presentadas por Ángel Ron y revisadas parcialmente por Emilio Saracho en abril de 2017-, sino de las tasaciones, uno de los temas que más ha investigado el juez Calama en la instrucción.
También reconoce que había un problema de tasaciones, porque no estaban actualizadas, y eso podían llevar a nuevas provisiones. Las tasaciones podrían estar sobrevaloradas o no valoradas correctamente, a su juicio. Eran tasaciones muy antiguas y la cifra potencial era material.
En tercer lugar, otro elemento que contribuyó a que Bankia no presentara una oferta en la subasta (ningún banco lo hizo) fue el riesgo de litigios por la ampliación de 2016: según Alvear, podía interpretarse por terceros que el folleto no reflejó bien los riesgos que tenía el banco y la imagen fiel de la entidad. Esto es precisamente por lo que está imputado Ron en la Audiencia.
Popular tenía valor negativo
Todos estos problemas e incertidumbres se restaban de la valoración de Popular y acababan resultando en un valor por debajo de cero, lo que hacía inviable su compra. En caso de haberla acometido, Bankia habría tenido que acometer una ampliación cercana a los 7.000 millones, según Alvear, algo inviable porque su capitalización era de unos 11.000 millones en ese momento.
En todo caso, aunque Bankia no hubiera detectado estos problemas, no podía hacer adquisiciones antes de julio de 2017 por una de las condiciones del rescate de 2012. Habría tenido que pedir permiso al BCE para ello. La desconfianza del mercado y de los clientes en la situación del banco provocó una fuga de depósitos que lo dejó sin liquidez y desembocó en la resolución del banco el 7 de junio de 2017, hace ahora cuatro años.