Según su responsable de fusiones y adquisiciones

Santander rebajó el valor de Popular de 200 millones a cero tras acceder a información confidencial

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Integración de Santander con Banco Popular
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El Banco Santander ha confirmado en la Audiencia Nacional que con la información pública de Banco Popular obtenía un precio positivo para la entidad subastada por Emilio Saracho en 2017, mientras que cuando accedió a información confidencial en el data room de la puja le salía un valor cero. Además, ha admitido que su condición de único comprador en la posterior resolución de Popular le permitió que ese valor bajara a -2.000 millones negativos, que perdieron los accionistas y titulares de deuda subordinada.

Así lo ha reconocido esta semana José Luis de Mora, entonces director de planificación financiera de Santander, ante el juez que instruye la causa, José Luis Calama. En una presentación del 3 de mayo de 2017 remitida al juzgado, el banco que preside Ana Botín estimaba un valor para Popular de 2.600 millones, que rebajó a 200 el día 8 tras la publicación de las cuentas del primer trimestre de 2017.

En todo caso, un precio positivo. Sin embargo, tras acceder al data room, rebajó ese valor directamente a cero. Lo cual significa que no solo la información a la que accedieron los bancos interesados en comprar el Popular era mucho más amplia que la pública, sino que era distinta. Y si la del data room era la verdadera, la que conocían los accionistas e inversores no lo era.

Esto coincide con lo que han declarado también ante Calama los directivos de BBVA y Bankia, también participantes en la subasta, y que también consideran que las cuentas no reflejaban la realidad del Popular. No obstante, el representante de Santander asegura que no detectaron que las tasaciones estuvieran sobrevaloradas, un elemento que sí fue decisivo para que las otras entidades calcularan un valor negativo del Popular y no presentaran oferta.

De Mora sostiene que, en noviembre de 2016, cuando todavía presidía el Popular Ángel Ron, Santander estimó un valor de entre 600 y 2.000 millones, en función de la rentabilidad que se exigiera a la inversión. No presentó oferta entonces porque estaba por debajo de la capitalización bursátil, es decir, los accionistas de Popular no tenían ningún motivo para vender. Estas cifras chirrían con que en mayo de 2017 obtuviera una valoración de 2.600 y se contradicen con la declaración del exdirectivo de Popular Miguel Ángel Moral, que aseguró ante el magistrado que Santander estaba dispuesto a pagar 7.000 millones a finales de 2016.

Volviendo a 2017, Santander no llegó a presentar oferta en la subasta de Saracho, de nuevo porque ese valor cero estaba por debajo de la cotización. Ninguno de los interesados la presentó -estuvieron también en el proceso BBVA, Bankia y Sabadell-, por lo que, cuando sufrió fuertes salidas de liquidez a principios de junio, la JUR (Junta Única de Resolución) decidió su resolución.

Santander se aprovechó de ser el único en la resolución

El directivo de Santander reconoce que, llegados a ese punto, se aprovechó de ser el único candidato a quedarse el Popular para que ese valor cero se convirtiera en -2.000 millones: el famoso rescate interno (bail-in) que tuvieron que asumir los accionistas y bonistas perdiendo todo su dinero para absorber las pérdidas. Según De Mora, esa cifra proviene de la necesidad de rebajar el valor de los activos inmobiliarios del Popular en 2.700 millones para poder venderlos a un fondo (Blackstone). De esa cifra, 2.000 se absorbieron por los accionistas y 700 por Santander.

Este directivo también admite que Santander consideró la posibilidad de la resolución desde el momento en que decidió no presentar oferta en la subasta (22 de mayo). Por ello, empezó a buscar inversores interesados en los inmuebles. Y cuando se produjo finalmente la resolución, «aplico esa hoja de ruta». Y la JUR lo aceptó, aunque Santander daba credibilidad a que estuviese BBVA en el proceso, e incluso pensaba que podía estar Bankia.

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