Aviso de un arquitecto: nunca compres un piso anterior a 1985 sin pedir esto a los vecinos


Adquirir una vivienda es, sin duda, una de las decisiones más importantes que una persona puede tomar a lo largo de su vida. No se trata simplemente de una inversión económica, sino una apuesta por un estilo de vida. Generalmente, nos preocupamos por que el piso tenga buena orientación, suficiente luz natural, que no haya humedades o que el baño y la cocina no necesiten una reforma integral. Pero, en medio de esta larga lista de prioridades, suele pasar desapercibido un aspecto esencial: el edificio en el que se encuentra esa vivienda que queremos comprar. Y es ahí donde, según varios expertos, se esconden los gastos más inesperados y las mayores decepciones.
El arquitecto Edu Saz, conocido por su canal de YouTube donde habla sobre arquitectura, lanza una advertencia que más de uno debería grabarse a fuego: «No compres un piso construido antes de 1985 sin pedir antes el acta de la última junta de vecinos». Y no es una exageración. Según explica, los inmuebles con más de 40 años pueden esconder numerosos problemas estructurales, técnicos y económicos que pueden convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para el nuevo propietario.
El consejo de un arquitecto si va a comprar un piso antiguo
La primera impresión cuenta, y en el caso de un edificio, esa impresión viene dada por la fachada. Más allá de lo estético, su estado puede decir mucho sobre la salud estructural del inmueble. Si presenta grietas, manchas de humedad o señales de deterioro, puede ser una señal de problemas mayores. Además, fijarse en si hay instalaciones como aparatos de aire acondicionado puede dar pistas sobre la normativa interna de la comunidad. ¿Está permitido colocarlos? ¿Se sigue algún criterio o cada vecino hace lo que quiere?
El estado del portal puede ser un reflejo bastante fiel de cómo se gestiona el edificio. ¿Hay accesibilidad para personas con movilidad reducida? ¿Está limpio, iluminado, cuidado? ¿La puerta funciona bien, es automática o todavía hay que empujarla con fuerza? Saz destaca que las barreras arquitectónicas pueden convertirse en una obligación legal para la comunidad. Si alguien en el edificio solicita una rampa o ascensor por motivos de discapacidad, la comunidad está obligada a hacer la obra, aunque eso suponga un gasto considerable para todos los vecinos.
Muchos edificios construidos antes de 1980 carecen de un buen sistema de aislamiento, tanto térmico como sonoro. En aquella época no era obligatorio instalar cámaras aislantes ni materiales que protegieran del frío o el calor. Aunque a simple vista no se note, es importante preguntar o investigar si se ha hecho alguna mejora reciente en este sentido. De no ser así, tendrás que considerar futuros gastos en climatización.
Por otro lado, Saz insiste en que en los edificios antiguos, las instalaciones (tuberías, sistemas eléctricos, calefacción central) pueden estar muy deterioradas. Las bajantes, por ejemplo, pueden estar hechas con materiales que hoy en día están prohibidos. Si se producen roturas o fugas, la reparación puede ser costosa y afectar a varias viviendas. También conviene comprobar el estado del tejado que suele ser una fuente común de filtraciones y goteras, especialmente si no se ha mantenido en años.
Acta de la última junta de vecinos
Uno de los consejos más valiosos que ofrece el arquitecto Edu Saz es este: antes de comprometerte con la compra de un piso, especialmente si está en un edificio antiguo, solicita el acta de la última junta de vecinos. Puede parecer un simple trámite, pero en realidad es una fuente de información crucial que muchas personas pasan por alto.
Este documento recoge todas las decisiones que ha tomado recientemente la comunidad: obras aprobadas, presupuestos asignados, conflictos internos, deudas acumuladas o incluso si hay vecinos que no están al día con los pagos. También podrás ver si se ha hablado de derramas o si hay alguna pendiente que no se ha ejecutado aún. Todo esto afecta directamente a tu bolsillo, y conocerlo de antemano es fundamental para no llevarte una sorpresa desagradable.
Además, el acta te permite saber si el edificio ha pasado la Inspección Técnica de Edificios (ITE), que es obligatoria para construcciones con más de 45 años. Si no la ha superado, la comunidad tiene un plazo para acometer las reformas necesarias, y tú, como nuevo propietario, podrías tener que contribuir con esos gastos si no dejas claro en la escritura que son responsabilidad del vendedor.
En definitiva, comprar un piso no es solo una cuestión de metros cuadrados y ubicación. El edificio en el que se encuentra es tan importante como la propia vivienda. Antes de firmar nada, es imprescindible revisar cada detalle: la fachada, el aislamiento, el estado del portal, las zonas comunes, las instalaciones y, sobre todo, la documentación de la comunidad. El acta de la última junta de vecinos puede revelar mucho más de lo que imaginas y evitar que compres un problema disfrazado de oportunidad. Como bien dice Edu Saz, no se trata de asustarse, sino de informarse.