Tesis de Pedro Sánchez

Así es Turnitin, el programa antiplagio que utilizó La Moncloa para revisar la tesis de Sánchez

La 'startup' nació hace 21 años en Estados Unidos

A día de hoy, colabora con 70 universidades españolas y tiene entre 5.000 y 6.000 usuarios de nuestro país

turnitin
Así es Turnitin (Foto: iStock)

Pese a que en los pasillos del mundo académico su nombre es más que conocido, hasta la fecha los ciudadanos de a pie no conocían Turnitin, la startup antiplagio que utilizó La Moncloa para revisar la tesis de Pedro Sánchez. Su origen se remonta al año 1997 y para conocer sus raíces, hay que viajar hasta Estados Unidos. Hace 21 años, la compañía estadounidense iParadigms LCC creó este servicio para acabar con el plagio.

Aunque nació en el vivero tecnológico de Silicon Valley, se inspira en la cultura anglosajona basada en el respeto y la integridad académica. Poco tardó en expandirse internacionalmente y a día de hoy, cuenta con una plantilla de aproximadamente 500 empleados y colabora con 15.000 centros educativos de todo el mundo: desde escuelas de negocio, pasando por institutos de educación secundaria y bachillerato hasta llegar a las universidades.

A España llegó hace seis años. Hasta la fecha, Turnitin colabora con aproximadamente 70 universidades y tiene entre 5.000 y 6.000 usuarios en nuestro país. Su funcionamiento es sencillo: esta startup coteja el documento con material online tanto a nivel cualitativo como a nivel cuantitativo. «Tenemos 88.000 millones de fuentes online (medios, repositorios de tesis doctorales, Wikipedias) y para otros trabajos finales y doctorados, que exigen una documentación más exhaustiva, tienen 500 millones de documentos de fuentes como Emerald y otras grandes difusoras de conocimiento), además de los 1.000 millones de trabajo académicos que entregan los alumnos y que quedan registrados de forma anónima».

Sin embargo, no hay una fórmula genérica que se aplique a todos los trabajos. El concepto de plagio es “subjetivo” y “no se puede dar una respuesta numérica para definirlo” porque depende del documento y de las similitudes, indican desde la compañía. De hecho, sin una revisión humana es casi imposible de determinar.

El precio de una licencia: hasta 100.000€

Normalmente, la licencia está en manos de los profesores y es de carácter anual. Su precio puede oscilar entre los 5.000 euros y los 100.000 euros como máximo. El importe varía en función de la universidad y el número de alumnos, entre otros factores.

No sólo ofrece un sistema fiscalizador, donde el software sirve para analizar el documento. También desde la startup lanzan campañas con carácter disuasorio y dotan a las universidades de un conjunto de herramientas para fomentar la originalidad e inculcar la creatividad con el fin de mitigar el incremento de los plagios.

Su otro objetivo es fomentar el feedback entre profesor y estudiante. “En la educación existe un choque generacional, que es el mayor desafío. Los estudiantes de hoy en día han nacido con un dispositivo digital que les da información ilimitada y los profesores tienen que aprender a educar a los alumnos” más digitales. Para ello, han puesto en marcha las rubricas donde los profesores pueden dejar un comentario de voz, que escucharán los estudiantes, basado en una matriz de evaluación (ortografía vale 10 puntos, el contenido 40…) que reproduce una nota final basada en los criterios.

Turnitin no puede entenderse sin la tecnología. “Antes íbamos a copiar a la biblioteca y cogíamos la Larousse. El plagio siempre ha existido, pero ahora se ha vuelto más global con el acceso a Internet, donde podemos comprar un trabajo de ‘tantas palabras, en este lenguaje y tenerlo en nuestro escritorio en cuestión de horas”.

El acceso a la información es un privilegio y también una amenaza. Pero, en Turnitin han querido encontrar soluciones para paliar los riesgos. Su próximo paso: encontrar una manera para identificar si un escrito no ha sido realizado por la misma persona. “Por ejemplo, si entrega 8 trabajos y en el noveno detectamos un cambio en su forma, en su expresión gramatical, va a despertar algoritmos adicionales que indiquen que se ha escrito por otra persona”.

En un futuro cercano, podrán analizar imágenes y en definitiva, “cualquier soporte audiovisual físico para no contribuir al plagio”.

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