Las acciones de Toshiba saldrán de la Bolsa de Tokio si en dos meses no endereza sus cuentas
Toshiba ha reanudado las conversaciones con Western Digital, Foxconn y otros potenciales compradores como INCJ de su preciada división de chips de memoria. Unos pretendientes a los que previamente rechazó, pero que, sin embargo, pueden ayudar a la compañía nipona a encontrar a una salida a sus maltrechas cuentas. De no cerrar la operación en dos meses, según los analistas de Financial Times, las acciones de la firma serán excluidas de la Bolsa de Tokio.
La compañía no ha tenido más remedio que comenzar de nuevo a negociar y asegurar la venta de su negocio de chips de memoria. Una operación con la que Toshiba espera embolsarse 18.000 millones de dólares. De no hacerlo en alrededor de dos meses, la empresa asiática no podrá salir de los fuertes números rojos en los que se encuentra.
Alrededor de las conversaciones con Western Digital ha habido más de una polémica, pues Toshiba aseguró que no iba a permitir al personal de la compradora acceder a las bases de datos que tienen compartidas, pues son socias en el negocio de los chips. Sin embargo, un tribunal de California concedió a la estadounidense una orden temporal que tumba la prohibición de la japonesa. Además, es probable, según Financial Times, que a la firma norteamericana se una INCJ y formen un consorcio que se haga con el negocio de Toshiba. Además, todo apunta a que este tándem sería el favorito para llevarse el gato al agua.
La nipona Toshiba no sabe cómo salir del atolladero financiero en el que está sumergido desde finales del año pasado. El pasado 23 de junio la empresa revisó al alza su estimación de pérdidas para el ejercicio 2016 hasta los 8.000 millones de euros, un 5% más que la cifra inicial. Concretamente las pérdidas del gigante se elevan en 363 millones de euros.
Y no solo eso, además, prevé un patrimonio negativo de 4.700 millones de euros, 334 millones más de lo estimado anteriormente. De hecho, Toshiba aún no ha sido capaz de presentar las cuentas anuales de un ejercicio fiscal ya cerrado. La caída en desgracia de Toshiba se llama Westinghouse Electric, su filial nuclear en EEUU, cuyo endeudamiento ha obligado a declarar en quiebra la firma y las compañías de dicho grupo.
Para intentar tomar un balón de oxígeno, la nipona decidió vender su división de negocio dedicada a chips de memoria y le encargó a un consorcio liderado por un fondo de inversión para cerrar la operación. Ahora los bancos acreedores están aumentando la presión y piden una salida airosa a Toshiba.
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