ECONOMÍA

«Audi, vide, tace»

«Audi, vide, tace»
Fabricación de billetes de euro. (EUROPA PRESS)

«La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena; es necesaria y funciona. La codicia clarifica y capta la esencia del espíritu de evolución. La codicia en todas sus formas: la codicia de vivir, de saber, de amar, de dinero; es lo que ha marcado la vida de la humanidad». Gordon Gekko

La vuelta al ruedo posvacacional de los inversores institucionales no ha sido especialmente halagüeña; de hecho la buena predisposición mostrada durante un año ciertamente lateral, ha sido truncada al calor de las decepcionantes palabras de los principales banqueros centrales del mundo. La determinación de Jerome Powell y de Christine Lagarde acerca de domar la inflación no deja de ser una buena noticia para la economía, pero ciertamente podría ser el reflejo de una preocupante complacencia que vive al margen de las razones de Mr. Market.

Y es que, tanto la FED como el BCE, al parecer están olvidando la importancia del impacto del colchón de ahorro del consumidor provocado durante la pandemia. Como bien sabemos, este colchón se ha evaporado y ahora que el consumidor americano se ha gastado sus ahorros, está claro que los datos deberían empezar a empeorar de verdad.

Y cuando digo empeorar, lo digo con todas la de la ley, puesto que el empeoramiento que espero debería ser drástico y basado fundamentalmente en tres cuestiones. La primera, dicha, que se corresponde lógicamente con el fin del ahorro del consumidor americano.

La segunda, tiene que ver con los efectos de la vertiginosa subida de tipos de interés, que considero empezará a impactar con cierto retraso sobre la economía.

Y la tercera, forzada por unas bolsas impacientes que se han cansado del «buen rollito» en el que venían cotizando. Y es que el mercado ha apretado a los treasuries americanos señores, que tras perder soportes llevan nada menos que un desplome del -21% desde la vuelta del verano, y de un -50% desde que empezara el mercado bajista en 2021. ¡Pas mal!

Esta espectacular volatilidad se ha erigido como la tormenta perfecta, azotando al efecto riqueza del consumidor americano que no solamente se ha quedado sin el exceso de ahorro de la pandemia, sino que ha visto evaporarse sus fondos de inversión de renta fija un -50% si es que su elección fue la deuda del tío Sam. Este hecho ha alborotado el gallinero de manera irremediable, tumbando las bolsas y marcando un nuevo salto del dólar que ha terminado por marear a todas las materias primas. Las bolsas han dado un primer aviso queridos míos; si la FED y el BCE no actúan, el mercado se encargará de echarle un buen pulso, y este no conviene a nadie.

Y en este entorno de máxima presión, es cuando los inversores palpan el dolor y el arrepentimiento, siendo con claridad los momentos más decisivos para todo Trader. La controversia parte de la decisión: ¿reducimos posiciones por si un evento de volatilidad colapsa el mercado?; ¿confiamos que el mercado recuperará con celeridad los niveles previos y no actuamos?

Está claro que un operador experimentado entiende que la primera opción parte del riesgo del error. Si Mr. Market no colapsa recuperaréis niveles provocando una pérdida por el exceso de prudencia. Si el mercado colapsa, entonces disfrutarán de tener liquidez y harán más llevadera la caída. Si optamos por la segunda opción, tendremos ventaja de cara a la rápida recuperación del mercado, pero desventaja si un episodio de volatilidad arrastrara los precios.

Como les explicaba durante el mercado bajista de 2022, aquí la precisión es elemental a la hora de capturar la sobreventa en volatilidad en zona de soporte. Tratar de aprovechar los rebotes nos da una ligera ventaja cuando hemos reducido posiciones no superiores al 30% del capital total. Y es que estos eventos de volatilidad suelen asustar a la mayoría de inversores, pero ciertamente, a mí, me motivan.

La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena y necesaria. La codicia es el estímulo que tiene el ser humano para enfrentarse a los retos. La codicia es lo que nos hace sobreponernos a todo miedo. Amar el dinero es un peligro mortal del que un Trader debe prescindir. Nosotros no amamos el dinero, amamos el reto de la gestión de nuestros recursos, el dinero es una consecuencia de la tendencia.

¿Cambiará la volatilidad el hecho de que Iberpapel disponga de 97,5 millones de euros capitalizando 177 millones de euros?; ¿supone un problema la volatilidad si Elecnor vende su filial de concesiones Enerfin por un valor igual al del total de su capitalización? Sin duda, ¡NO!

Es nuestra cabeza la que nos juega malas pasadas cuando nos aferramos a los numeritos que marcan el NAV (net asset value) de nuestra cartera, señores. Pero nunca olviden que un verdadero Trader aguerrido entiende que en tiempos de volatilidad vienen las oportunidades; que el mercado nos puede atacar y debemos defendernos; que la toma de decisiones en un momento de volatilidad debe enfrentarse a los miedos desde el sentido común, entendiendo que el mercado no desaparece, simplemente nos ofrece una oportunidad de renovar opciones planteándose el reto de volver a recomponer una cartera con el objetivo de llegar de allá de dónde veníamos con las alforjas más llenas. Todo reto es una oportunidad para ser más fuertes. A mí, la determinación me hizo Trader. Una Trader que como principio básico «audi, vide, tace»… Escucha, observa, y calla.

 

Gisela Turazzini, Blackbird Bank Founder CEO

 

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