«Voy a intentar hacer un milagro, tendremos que hacer un trenecito»
No hay una afición como la española; no hay dos pilotos tan cercanos como Fernando Alonso y Carlos Sainz con su gente. Se dieron un baño de masas ante un público que les correspondía como nadie. En horas bajas, sobre todo para el asturiano, su gente sigue creyendo en él. Cuando menos tendría que hacerse notar, más crece su figura. Aumenta centímetros en casa: la afición y esas décimas extra.
Así las cosas, tras escapar de tal vorágine, y todavía con la bandera española a su espalda, atendió rápidamente a la prensa. «El objetivo es terminar la carrera, tener fiabilidad. Hemos tenido problemas en las últimas carrera y esa es la prioridad», respondía. Cauteloso, sin dejarse llevar por su imposible vuelta el sábado.
Pero al final, si la pregunta es adecuada, sale la versión más optimista de Fernando Alonso: la sonrisa de las grandes tardes. «Voy a intentar hacer un milagro pero la fiabilidad es lo más importante. No somos tan rápidos como para ir séptimos, tendremos que hacer un trenecito de coches detrás nuestro», declaraba con Silvia Hoffer, su jefa de prensa, casi arrastrándole.
Se perdió entre las brumas del pit-lane, por alguna puerta que le trasladaba al paddock y de ahí, a ponerse el traje de domingo: mono, botas, guantes y casco. El kit de los milagros acompañado de una máquina que hace de contrapeso: el MCL32. Mira que si la salida es una de las suyas… Que la Virgen de Fátima le acompañe.