ESPANYOL VS BARCELONA: JORNADA 22 DE LIGA

Tablas en el derbi de los Gerard (1-1)

BARCELONA
Gerard Piqué salvó un punto para el Barcelona en uno de los escenarios donde más le odian. (EFE)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barcelona salió vivo de su visita al campo del Espanyol con un tanto balsámico de Gerard Piqué en los últimos minutos. Los culés se vieron contra las cuerdas ante un rival bravo, agresivo y que supo jugar sus cartas con la lluvia como mejor aliado. Los visitantes se desnaturalizaron jugando al pelotazo, pero sacando un resultado que les permite mantener su diferencia en Liga y batir el récord de 22 jornadas imbatido de la era de Pep Guardiola.

El choque comenzó con el Espanyol esperando ver la cara de un Barça totalmente atípico con Messi en el banquillo y con Coutinho con total libertad de movimientos. Los pericos tomaron precauciones y pronto vieron que el Barça no era tan fiero como lo pintaban, pese a que el fichaje estrella culé estrelló en el minuto 22 un balón en el larguero en un latigazo desde la frontal del área tras una gran cesión de Digne.

El Barça, pese a esta ocasión, estaba más desconocido que nunca. Apenas cuidaba el balón –bien es cierto que el aguacero que estaba cayendo en Cornellà no ayudada–, pero si es cierto que el partido parecía ponerse de cara a aquellos que no tenían nada que perder.

Leo Baptistao dio la réplica a la ocasión de Coutinho tres minutos después con un zapatazo desde la frontal tras una pérdida de Iniesta. El brasileño podría haber abierto a Jurado para intentar una combinación más peligrosa, pero optó por probar a un Ter Stegen al que ni se le movió un pelo del flequillo.

Esa ocasión espoleó al público local para llevar en volandas a los suyos a por el gol. Gerard Moreno era una pesadilla para la zaga visitante y casi consigue sacar la expulsión a Piqué, de no ser porque Gil Manzano no vio cómo el zaguero cortaba agarrando una contra liderada por Baptistao. El ariete cabeceó alto un gran centro de Marc Navarro en el minuto 35.

La mejor noticia para los culés fue la llegada del descanso. El Espanyol había sido el dueño y señor del partido en el tramo final del primer tiempo, pero evidentemente a sus delanteros también se les había mojado la pólvora con Baptistao como ejemplo de esa mala puntería.

El Barça no supo cómo jugar contra la lluvia

El descanso no cambió la cara a un Barcelona que seguía empantanado. Los culés veían que rasear con el balón era cada vez más imposible, pero al mismo tiempo jugando balones altos al espacio era un regalo para un Espanyol que mordía en la presión alta.

A Valverde no le quedó más remedio que mojar a Messi a partir del minuto 60. Los pericos sacaron a su particular Leo –Sergio García– como reacción inmediata y su presencia incrementó de inmediato la mordiente local. El veterano dio síntomas de su clase a los cuatro minutos de pisar el campo generando en sus botas un centro milimétrico con rosca ubicado entre Piqué y Ter Stegen para que apareciese Gerard Moreno para abrir el marcador en un cabezazo lleno de potencia.

El Barça tenía que hacer algo y, tras varias intentonas fallidas de jugar por el centro, los culés se volcaron en jugar por las bandas. El Espanyol se sentía como en el sofá de casa achicando aguas y deteniendo cualquier acometida rival. Pero los de Quique se echaron excesivamente rápido hacía atrás y tanto fue el canto a la fuente que finalmente se rompió.

Y la baraja, como no, la rompió Gerard Piqué tras convertir de cabeza un centro que Gerard Moreno rozó con el flequillo, pero que no fue capaz de despejar. El central culé no se cortó ni un pelo e hizo una celebración que desató la furia del RCDE Stadium.

Un minuto después del gol Moreno ajustició a Piqué con un entrada que le costó la amarilla aunque al central un buen dolor de rodilla. Se montó una tangana enorme, pero Gil Manzano decidió no expulsar a nadie, pese a que hubo motivos para que los dos equipos se quedaran con un jugador menos.

El calentón verbal enfrió los ánimos de los dos contendientes en unos minutos finales sin ocasiones claras. El Espanyol sacó un empate que le sabe a gloria y que le llena de orgullo a su afición, mientras que el Barcelona aprendió a jugar en condiciones extremas tanto meteorológicas como de factor físico. La Liga sigue teniendo color culé.

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