Fórmula 1: Gran Premio de Bélgica

Red Bull no puede con Rosberg, Alonso se queda y Button sorprende

Nico Rosberg logró la pole en Bélgica (Getty)
Nico Rosberg logró la pole en Bélgica (Getty)
Ignacio L. Albero

Radiaba el sol sobre las Ardenas rememorando un verano todavía fresco, el recuerdo de un difunto al que todos querían aniquilar. El mono de Fórmula 1, y no el físico, se había ido clavando con mayor profundidad cada fin de semana con un algoritmo estival a medias: cerveza, sí; música de viento con sonido a V6 Turbo, no. La escena y frase clásica de Poltergeist abre con la frescura que se le permite esta crónica de sábado: ya están aquí.

La semi vuelta al cole anunciada nunca fue tan deseada. Con ganas e incógnitas desde los Libres hasta la Q1. A pesar de la previsibilidad de esta era turbo, culpa del buen hacer en Brackley, el pesado 2016 parecía resucitar en el mítico Spa. Los rollos del Ave Fénix no se personificaron (una vez más) en McLaren-Honda. La primera en la frente para Fernando Alonso y compañía: salió a dar una única vuelta y su MP4-31 se paró. Esa evolución nipona no está (una vez más) en condiciones de rodadura.

Triste, sí, pero no de drama: la sanción de Alonso por cambiar la unidad de potencia ya era de 35 puestos. Nada le iba a impedir salir desde la última línea de salida, tan ‘sólo’ pierden la oportunidad de conocer cuál es realmente el rendimiento del renovado RA616H. Allí le acompañará Lewis Hamilton, otro que se vio obligado a cambiar motor y que también tuvo una de esas sanciones cómicas: 55 posiciones. Último, acompañando del que hace tiempo fue su compañero y enemigo íntimo.

Se coló Sainz en la Q2 con un motor del año pasado, una realidad que empieza a pesar en agosto con las evoluciones de todos sus rivales. El regreso a clase para Kvyat ha vuelto a ser de sonrisas forzadas: Carlos sigue siendo el más listo (y rápido) en Toro Rosso. Wehrlein, noveno. Con un Manor. En la Q2. No hay más declaraciones, señoría.

Button sí es de Q3

Rosberg mandaba un aviso a los Red Bull al inicio de la Q2… con Verstappen a una décima. Ferrari parecía desinflarse conforme avanzaban los segundos, y la batalla final por la pole se apostaba a 1 euro por euro apostado por un Mercedes, el de Nico, vs Red Bull. Jenson Button se subía por el asfalto de Spa sin un ápice de relajación: echar a Gutiérrez era posible. Realizó la gesta con aparente sencillez, mientras el resto de sus rivales no podían pasar al MP4-31 del británico. Este muerto está muy vivo.

En el circuito más largo de la temporada, con importancia mayúscula por la unidad de potencia, Honda, McLaren y Button se colaban prodigiosamente en la Q3. Un mini milagro que, como siempre, promete éxitos futuros para la compañía. Rosberg respiraba con mayor tranquilidad, conocedor de que el animal del otro lado del box ya hibernaba hasta la carrera. Mad Max era su amenaza: un niño de 18 años. Ese chaval al que Sainz ganaba muchos sábados. ¿Qué haría el 55 con el RB12?

Las sorpresas se quedaron en algún sueño de una noche de verano. Verstappen no convirtió lo onírico en material y se quedó a una décima del imposible Nico Rosberg: pole. Raikkonen, tercero; Vettel, cuarto. La primera curva de Spa puede ser el momento idóneo para que los pensamientos estivales de una nueva Fórmula 1 se hagan realidad en forma de Max Verstappen. El niño con el que, hace no mucho, Carlos Sainz peleaba de tú a tú… y con el que Ricciardo no puede.

Así quedó la clasificación en Bélgica (F1)
Así quedó la clasificación en Bélgica (F1)

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