BARCELONA 2 - ATHLETIC 0: JORNADA 29 DE LIGA

Un rato de Messi es suficiente

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Leo Messi celebra un gol del Barcelona esta temporada. (EFE)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barcelona de Valverde es el equipo más eficiente del mundo. Como si de un coche se tratase en una prueba de consumo, el equipo culé racionó sus esfuerzos para tumbar a un Athletic de Bilbao que se pensó que iba a ser goleado en la primera mitad y que en la segunda se fue con la sensación de que podía haber marcado algún gol.

Un rato de Leo Messi a máximo rendimiento bastó para que los azulgrana mantengan su renta en liga. El árbitro Jaime Latre colaboró en cierta medida permitiendo el primer gol en fuera de juego y luego invalidando un mano a mano de Aduriz con Ter Stegen en la segunda mitad. De todas maneras, si el Barça hubiese querido el resultado podría haber sido mucho más escandaloso.

El Athletic de Bilbao compareció en el Camp Nou con un planteamiento suicida. Ziganda dijo a sus muchachos que presionaran arriba y esa idea les duró cinco minutos. El Barça estaba fino e inspirado para desembarazarse de la presión con un Rakitic que hizo de Busquets a la perfección y que permitió a los culés desarrollar un juego –más si cabe aún– eléctrico.

En el minuto 7, los azulgrana abrieron el marcador en una jugada prácticamente al primer toque en la que intervinieron Messi, Coutinho, Jordi Alba y Paco Alcácer. El lateral zurdo del Barça estaba en fuera de juego en el momento de dar el pase al delantero valenciano, que anotó el gol con un toque raso y colocado que dejó a Kepa inmóvil.

Pese a que el tanto no debió subir al marcador, el Barça se empeñó en justificar su superioridad en un carrusel de ocasiones desbaratadas por Kepa o la madera –hasta en dos ocasiones– en unos primeros minutos de quitales de los culés. Coutinho, Messi y Dembélé tuvieron la oportunidad de marcar, pero la fortuna no les terminó de acompañar.

Pese a que Umtiti, en una riña con Núñez dentro del área, se empeñó en cortar el ritmo a sus compañeros, éstos no se detuvieron hasta encontrar el segundo tanto. Y cómo no, volvió a aparecer un tremendo Leo Messi desde la frontal del área para demostrarle al futuro portero de España que desde esa posición ese disparo es cómo un penalti para él.

Con el 2-0, en el marcador y el Athletic aturdido y sin salidas al contragolpe, Ziganda mandó calentar a Williams. Demasiado tarde para esperar cualquier reacción de un equipo que está a años luz de la época Valverde y que deambula por la parte media de la liga sin aspiraciones europeas.

El Barça olió sangre y siguió encimando y encimando a unos vascos que no tenían plan ni ideas para salir del atolladero. La campana del descanso fue como un premio de lotería para los visitantes que, por fin, pudieron ordenar ideas y cambiar el rumbo del partido en la segunda mitad.

La siesta culé

Los bilbaínos atacaron con fe a un Barcelona que salió perezoso y adormilado en este nuevo periodo. Perdieron la posesión del balón, Messi se aisló y Valverde empezó a hacer experimentos con el sistema de juego en busca de recuperar la chispa que exhibieron en la primera mitad.

El Athletic se empezó a acercar a los dominios de Ter Stegen. El Barça había bajado la persiana y Ziganda pudo sacar a sus atacantes titulares –Williams y Aduriz– en busca de ese gol que les reenganchase al partido. En el minuto 76, el veterano ariete se plantó sólo ante el portero culé, pero su jugada quedó mal invalidada por fuera de juego.

El Athletic se quedó compuesto y sin gol. Con muchas dudas de saber si podrían haber podido forzar la maquina a un Barça que puso el modo economizador en la segunda mitad y que siguen dando pasos de gigante hacia el título de liga.

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