Liga Santander: Barcelona 2 - Atlético 0

El Barça finiquita la Liga

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Leo Messi celebra el segundo gol del Barça que sentenció al Atlético.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barça selló su triunfo en la Liga a falta de que las matemáticas le den el trofeo. Los culés doblegaron a un Atlético de Madrid que fue a por todas sin conseguir su objetivo por culpa de la prematura expulsión de Diego Costa. Si los rojiblancos aguantaron el 0-0 hasta los últimos 10 minutos fue gracias a un superlativo Oblak que le arrebató el título de mejor portero del campeonato a Ter Stegen.

Sin embargo, un latigazo de Luis Suárez en el minuto 83 y una cabalgada salvaje de Messi terminaron con la resistencia de los de Simeone, que cayeron con honor. El Barça pone el lazo al campeonato a siete jornada del final. Nadie se imagina que los de Valverde puedan perder cuatro partidos en este intervalo.

El partido comenzó con un Barcelona dominante en la posesión y en la ocasiones. Los culés crearon su primera gran intentona en el minuto 13 cuando Messi regaló un mano a mano con Oblak a Jordi Alba tras un milimétrico pase del argentino. El lateral superó al portero esloveno, pero ajustó en exceso su disparo chocando contra el poste.

El Atlético, tras ese aviso, se desperezó y empezó a generar fútbol y ocasiones. Los de Simeone tocaban bien en los aledaños del área de Ter Stegen, pero no terminaban de rematar las ocasiones. Griezmann fue el único que intentó saber si el guardameta alemán era real o un holograma en el minuto 20 con una intentona suave con su diestra.

El francés, constantemente pitado por el público del Camp Nou, sabía como encontrar las cosquillas a la defensa culé. El Barça, sin embargo, no se amilanaba ni mucho menos y en varias contra obligaba a Oblak a sacar lo mejor de su repertorio parando un mano a mano a Coutinho tras un meritorio taconazo de Luis Suárez.

El partido cambió para siempre cuando se alcanzó el minuto 28. A Diego Costa, que ya había hecho una entrada fuera de lugar a Lenglet, se le cruzaron los cables e insultó gravemente al árbitro Gil Manzano en la protesta de una falta. La reacción del colegiado dejó a todo el mundo perplejo: roja directa.

El Barça, viéndose en inmensa superioridad, bajó las revoluciones esperando a que el Atlético madurase con uno menos durante una hora. Así las cosas, el número de ocasiones fue bajando y bajando. Simeone intentó reconfigurar a su equipo metiendo a Correa de revulsivo y a Thomas de lateral. Las aventuras en solitario sin éxito de los colchoneros se sucedieron al tiempo que se llegaba al receso.

En los vestuarios, el Atlético salió revitalizado ante un Barça que creía que lo tenía todo bajo control. Los visitantes se tomaban cada balón parado como una Superbowl, sabiendo que ese era su único tren hacia el gol. Morata entraría al poco del inicio para confirmar esas opciones.

Oblak hizo milagros

Messi, desaparecido durante gran parte del encuentro, decidió que era su momento de reclamar su jerarquía. El argentino comenzó a hilvanar fútbol y ocasiones para encontrarse con un muro llamado Oblak. El esloveno las sacó de todos los colores y a todos los futbolistas culés provocando la frustración en los atacantes rivales.

Suárez se lo quería merendar tras sacarle con el pie un mano a mano en el minuto 61. El Atlético estaba en una batalla de trincheras y cada falta que Morata le sacaba a Piqué era celebraba como un gol por el Cholo. Los rojiblancos lo rozaron a un cuarto de hora del final cuando Rodrigo remató alto un centro medido de Griezmann. Giménez venía solo por detrás.

Valverde movía y movía el esquema poniendo a Coutinho de mediocentro. Sólo faltaba que Piqué se fuera a ser delantero centro. El Barça quería zanjar el campeonato como fuese y tomaba riesgos que hacían que la empresa no fuese tan imposible para el Atlético.

Y hasta el minuto 83 tuvieron que esperar los culés. Luis Suárez sacó un latigazo desde la frontal del área para acabar con la muralla de Oblak. El uruguayo marcó un soberano golazo ajustando su disparo con la diestra con rosca y ajustándola al poste. No había otra manera de batir al esloveno.

El Atlético se fue a buscar el partido y se encontró con otro mazazo dos minutos después. Messi, en una arrancada eléctrica desde el centro del campo, se guisaba y se comía un gol marca de la casa dejando a Giménez con el molde y anotando de disparo raso colocado.

El Camp Nou se permitió cantar anticipadamente «Campeones, campeones, oe, oe…». Era el grito de liberación del equipo de Valverde, quien sin convencer en el juego algunos partidos, ha conseguido llevarse el premio de la regularidad en una temporada aciaga para su rivales madrileños. El Barça ahora sólo tiene que preocuparse de programar su alirón. El partido contra el Levante en la jornada 35 tiene todas las papeletas para esa celebración.

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