Nicolás Maduro interrumpe un discurso para gritar: «¡Viva Messi y Viva Catalunya!»

Lejos de hacer caso al consejo que el Rey Juan Carlos dio a Hugo Chávez, «¿por qué no te callas?, su heredero a los mandos de Venezuela, Nicolás Maduro, hace honor a su predecesor con una incontinencia verbal rayana en la locura. Mientras su país, uno de los más ricos en recursos del mundo, pasa por una situación crítica, Maduro, el amigo de Podemos, sigue con sus exravagancias.

Da igual que los bienes de primera necesidad escaseen, que haya colas en los supermercados para conseguir el último cartón de leche o que tenga encarcelada a la mitad de su oposición, a Nicolás Maduro sólo le importa engrandecer su propia figura y presentarse como el omnímodo salvador de la patria. Eso sí, casi siempre en chándal.

La pasada madrugada, en medio de un discurso en el que anunciaba drásticas medidas económicas como la subida del precio de la gasolina y la enésima devaluación del bolívar, Nicolás Maduro se permitió el lujo de interrumpir su monólo para gritar: «¡Viva Messi y viva Catalunya!».

El grito sorprendió a toda su audiencia, pero es que el caudillo venezolano se acababa de enterar que Messi había logrado otro récord al conseguir los 300 goles en la Liga española. Y después de gritar con orgullo su invectiva culé, Nicolás Maduro preguntó entre los miembros de su gobierno quiénes eran seguidores del Barcelona y quienes del Madrid, como si fuera a iniciar una caza de brujas tan habitual entre los líderes paranoicos.

No es la primera vez que Nicolas Maduro habla de fútbol y enseña su lado más culé. En su día ya gritó durante un congreso «que viva el Barcelona, que viva Messi y que viva Luis Suárez, el de los dientes afilados».