Nadal saca músculo ante Norrie y pasa a octavos de Roland Garros

La segunda semana abre su puerta para el rey de la tierra. Rafael Nadal suma un nuevo tic en su tarjeta de visita a Roland Garros y ya está en octavos de final del Grand Slam parisino, después de derrotar a Cameron Norrie (6-3, 6-3, 6-3) en un encuentro con ciertas alternativas, sobre todo en el segundo set, y una única realidad, plasmada en el tenis de Rafa. El jugador español ya está en octavos de final, donde se medirá a Jannik Sinner, la gran perla de la nueva generación de tenistas nacidos más allá del 2000, y con el que ya se enfrentó en cuartos de la pasada edición.

Nadal jugó un partido casi perfecto con su derecha, sin verse mermado por los efectos de otro zurdo como Norrie. El británico, un rara avis entre los siniestros, golpea mejor de revés que de drive y ello le dejó a merced del golpe más matador del circuito en tierra batida. La derecha de Rafa le pasó por encima en los momentos clave.

Y no era fácil que el balear diera rienda suelta a todo su talento en el golpeo, dadas las circunstancias del partido, nublado y con amenaza de lluvia en los dos primeros sets. Este clima hacía más pesada la bola y más lenta, aparentemente favorable para Nadal pero no para que la bola botara y saliera disparada, como acostumbra en el manacorense. Pese a ello, el primer set se cerró sin apenas dificultades, con un único break y la sensación de que el número tres del mundo aún podía acelerar.

Nadal tenía prisa, quizá demasiada, y se perdió por el camino con su saque. Hasta en dos ocasiones se adelantaría Norrie en el segundo set, merced a sendas roturas de servicio a un Rafa desconocido, descolocado, pero que al resto compensaba para igualar la contienda. Cameron se llevó el primer juego del parcial al saque y no volvió a mantener su servicio. El drive de Nadal, martillo pilón, marcaba el juego y le dejaba a un sólo set de los octavos de final.

Ciclón Nadal

El trece veces campeón de Roland Garros había llegado a su velocidad máxima de piernas, y su derecha carburaba como en los grandes días. Sólo algún fallo más de la cuenta le dejaba sin la perfección, pero el break era cuestión de tiempo y llegaría en el cuarto juego, prácticamente sin oposición por parte de Norrie.

Unas leves dudas del balear estuvieron cerca de provocarle otra pérdida de servicio pero de nuevo el drive le salvaba de las tablas y le daba la oportunidad de cerrar en su ambiente preferido, al resto. No lo iba a aprovechar por el coraje de Norrie, pero al saque, la victoria no se escaparía. Con el público en pie y dos horas justas de partido, Nadal levantaba los brazos, abría la puerta de la segunda semana en París y sigue soñando y haciendo soñar, con su decimocuarto título en Roland Garros.