Messi llega caliente al PSG
El mejor Leo Messi apareció en el momento más importante de la temporada, antes de la visita del Paris Saint Germain en Champions. Dio un recital ante el Alavés: goles, pases, asistencias...
Para esto esperan tantos y tantos futbolistas, una eliminatoria europea. El Barcelona afrontará este martes la ida de los octavos de final de la Champions League ante el Paris Saint Germain en el Camp Nou. Partido grande, de los que más, de los que valen media temporada. El varapalo de la pasada semana ante el Sevilla, donde los nervionenses fueron capaces de inhabilitar de principio a fin al Barça, queda ya muy lejano. El fútbol es así, rápido y sin memoria. A los culés les bastó un partido ante el Alavés para disparar su propia euforia: sacaron al mejor Leo Messi.
Messi necesita muy poco para liarla sobre el césped y al argentino le dieron todos los condicionantes juntos para que ante el Alavés regresara una porción del gran Leo. Le dieron espacios, metros para correr y facilidades para combinar. Messi aparecía en el área y al rato estaba tirado al costado, probaba el disparo y ajustaba una asistencia al espacio. El partido ante los del Pitu Abelardo fue una especie de entrenamiento para el argentino. Y le sentó de maravilla.
Incluso cuando no acabó apareciendo, Leo estaba donde tenía que estar. En el primer gol, el que habría la lata ante el Alavés. Mingueza pone un centro fuerte al segundo palo donde atrapa la bola Ilaix muy solo. El canterano tiene tiempo para pensar, alzar la cabeza y ver como el argentino se encontraba muy solo y de cara para rematar en la frontal. El pase iba para él pero sería Trincao el que aparecía como una exhalación para hacer el 1-0.
No dejaría que se fuera el partido al descanso sin otra dosis más del espectáculo que quería completar en la noche del sábado. El argentino acompañó la jugada de Griezmann, que a la postre sería fuera de juego y generaría polémica, para empujar con clase su error y rechace de Pacheco. Anulado, se resarcía de la no celebración con una muy real tras un quiebro a su compatriota Battaglia y posterior misil con la zurda al palo, imposible para Pacheco.
Tras el bofetazo de Luis Rioja, el Barça se volvería a activar con la entrada de Pedri. Fue éste el que le sirvió un pase magistral a Messi para que intentara en el uno contra uno batir a Pacheco. Fue más listo esta vez el portero pero el rechace le caería a un bigoleador Trincao –que se aprovechó en las dos ocasiones de un gran Leo–. Se quedó con gana de su tanto Messi, que en la jugada posterior, en una acción similar a la del primer tanto, quiebra y se va hacia dentro para sacar otro trallazo con su zurda que dejaría en estatua a Pacheco y quitaría las telarañas de la escuadra.
El argentino dio un recital de pases durante todo el partido, por dentro, a la espalda de la zaga, por alto, picaditas, roscas… tuvo para todos y de todas las maneras. Así cuajó en último gol el Barça. Pisa área Leo, ve doblarle a Griezmann y se la da por encima de la defensa para que el francés se la regalase a Junior para el quinto.
Messi estuvo a un nivel superlativo a tres días de la visita del Paris Saint Germain. La derrota ante el Sevilla no hizo más que alimentar las ganas del argentino de hacer algo grande esta temporada tan rara tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo para él. Llega en su mejor momento de forma, lúcido con la pelota, enérgico y en una gran sintonía con sus compañeros. La batalla ante el PSG de Mbappé, sin Neymar ni Di María, se espera emocionante.
Messi no está solo
Pero Messi no está solo. Si el argentino fue capaz de sacar un nivel de forma tan alto fue en parte gracias al buen hacer de sus compañeros. Llegan tan bien en un buen momento otros jugadores como Antoine Griezmann, Pedri o Frankie de Jong. El francés fue el que le dio el pase a Messi en el cuarto gol del equipo y también el que prestaría el quinto a Junior en otro partido en el que su movilidad fue clave para encontrar los espacios que requería el partido.
De Jong sigue dando muestras de su efectividad en múltiples posiciones. Koeman se permitió el lujo de probar un esquema diferente, con él como líbero junto a Mingueza y Lenglet y carriles más profundos con Trincao y Junior. El holandés luce y aporta juegue donde juegue, aunque cerca del área se convierta más diferencial. Al igual que él, la entrada de Pedri ante el Alavés cambió el partido. El canario, a sus 18 años, parece jugar con la sobriedad de un veterano. Salvando las grandes distancias, el joven parece entender el juego con la lucidez de un tal Andrés Iniesta…