Messi evita un lío a Bartomeu
Nunca insultes a Messi, aunque sea de cachondeo. Que se lo digan a Abidal, sin ir más lejos. Mendilibar le dijo en la previa en tono de broma «cabrón» y el argentino se vengó en lo que iba a ser un plebiscito contra Josep María Bartomeu y que terminó convirtiéndose en una plácida goleada. El buque insignia del Barça hizo un hat-trick en la primera mitad para empezar a poner el lazo a su séptimo pichichi en la Liga.
El Eibar tuvo su momento al inicio del partido. La pañolada inicial dejó aturdidos a los jugadores hasta el punto de que Ter Stegen salvó los muebles a los tres minutos y en la siguiente jugada se le anulaba un gol a Sergi Enrich por fuera de juego.
El Barça se sacudió del susto tocando y tocando hasta aburrir a las ovejas. Pero claro esa táctica de Setién funciona contra rivales que conceden en defensa y más si tienes a un as como Messi bajo la manga. El argentino deleitó a su fieles con una jugada maradoniana en la frontal del área al cuarto de hora. Estaba rodeado de rivales y cómo si fuese Moisés abrió la defensa con un espectacular túnel sobre Arbilla que le dejó sólo ante Dmitrovic, al que batió muy sutilmente. 389 minutos después, el 10 volvía a ver portería.
Mendilibar, que ya ha vivido múltiples desventuras con Leo, vio cómo el argentino se echaba una siesta durante casi media hora. «Es que sabe hasta cuándo descansar durante el partido», advertía el técnico. Sus pupilos parece que no le escucharon sus advertencias. La traca final de la primera mitad sería digna de recuerdo.
Messi se enchufó nuevamente y cambió el destino de un partido tan aburrido que hasta el mismo Cholo Simeone le concedería esa etiqueta. El de Rosario se alió con Arturo Vidal para hacer una de esas jugadas que practican en los entrenamientos de futvóley. El chileno la mató con el pecho y la cedió a un Leo que entró como un rayo para batir muy escorado a Dmitrovic.
El show de variedades de Messi no había terminado. El argentino hasta se animó a presionar y Cote la lió en un despeje dejándole sólo contra el portero. El capitán –como si fuese una deidad– se la quiso regalar a un Griezmann que no fue capaz de empujarla por su lentitud en la toma de decisiones. Así las cosas, el rechace de la defensa volvió a los pies de Leo para que éste no perdonase perforando la portería por raso.
El Barça pudo hacer el cuarto antes del descanso. Se le arrebató un claro penalti por fuera de juego y luego Griezmann y Busquets tiraron al muñeco. Mendilibar respiraba pensando que menos mal que Messi no estaba por allí para terminar de hacer estragos.
Siesta y goleada postrera
El descanso apenas cambió el panorama. El Eibar había bajado los brazos de manera descarada y el Barça estaba jugando a placer. El problema principal para los de Setién es que todos los acompañantes de Messi tenían la pólvora muy mojada. Rakitic la tuvo de disparo acrobático tras una asistencia de un Griezmann que no tenía explosividad en muchas acciones.
Quizá la mejor noticia para el Barça, aparte de la exhibición de Messi, fue que Ter Stegen volvió a dar una gran sensación de seguridad después de varios partidos en que no realizó ninguna parada milagrosa. El Eibar, más por amor propio que por convencimiento, se acercó al cuarto de hora de la segunda mitad, pero tampoco exhibiendo nada del otro mundo.
En un carrusel de cambios, se dio una situación surrealista con Setién poniendo a Umtiti y Lenglet –ambos apercibidos para el Clásico– y ninguno de los dos metiendo la pierna para mantener sus opciones de cara al duelo con el Real Madrid. El Eibar, pese a todo, ni aprovechó la oportunidad. Tienen talento en Inui y Orellana, pero su frialdad les sepulta en partidos como este.
El Barça casi rompe su Messidependencia en el minuto 81 con una jugada de tiralíneas en la que Semedo asistió a Vidal, quien anotó en claro fuera de juego. El VAR se demoró en exceso en su decisión por problemas de comunicación con la sala principal del VOR en Las Rozas.
Messi culminó su obra de arte en las postrimerías del partido con un gol donde sentó a dos rivales en el área pequeña previa asistencia de Braithwaite. Y para que la fiesta fuese completa, Arthur anotó otro gol que ajustició la escasa ambición de un Eibar que se fue con un duro castigo a casa y pensando en el descenso. El Camp Nou casi vuelve a sacar los pañuelos a Messi, aunque esa costumbre taurina esté en olvido en Cataluña.