Mengual se moja por una medalla olímpica
Este pasado verano se ha disputado en la ciudad rusa de Kazan el Campeonato Mundial de Natación con peores resultados para la sincronizada española en más de una década. Sólo dos medallas, en concursos individuales de Ona Carbonell, abrían un periodo para la reflexión.
Y la ‘sirena’ Gemma Mengual lo ha hecho, y con rapidez: ha decidido volver a la competición y participar en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro en el concurso de parejas junto a la mencionada Ona Carbonell: para entonces tendrá 39 años. Pero su regreso tiene sentido dentro del entramado que caracteriza de un tiempo a esta parte a la natación sincronizada española.
Ona Carbonell había sido la gran tabla de salvación en el medallero en estos últimos mundiales, pero lo hizo en pruebas individuales tras no querer saber nada de unos combinados que, a su juicio, lastraban su superior nivel. A la luz de los resultados obtenidos, quintos puestos para España sin ella, no puede decirse que estuviese especialmente equivocada. Tras las paulatinas retiradas de las figuras individuales, sólo Carbonell mantenía el nivel de excelencia que habían alcanzado Andrea Fuentes, Paola Tirados o, por supuesto, Gemma Mengual.
Y ha sido la mayor estrella mediática quien ha decidido regresar, con un reto añadido: aspirar a una medalla lejos de la dirección de Anna Tarrés.
La sombra de Anna Tarrés sobre la sincronizada
Aún se hace difícil no regresar a la figura de Tarrés al referirse a la natación sincronizada española. Quien fuera arquitecta de un equipo que alcanzó la excelencia de forma regular en cada campeonato internacional abandonó la dirección de la selección tras los Juegos de Londres 2012, después de una famosa carta en la que diversas deportistas le acusaban de utilizar métodos excesivamente duros.
Gemma Mengual se retiró de la alta competición también en 2012, antes de los Juegos, y poco después criticó también a Tarrés, culpándola de su retirada, aunque en su caso apelando a otro tipo de diferencias en lo que podría ser más bien una lucha de egos. La propia Tarrés se defendió explicando que Mengual “quería tener un trato diferente al resto y su cuerpo ya no respondía como antes”.
Las críticas contra Anna Tarrés no tuvieron mucho más recorrido más allá de convertirla en un personaje aún más mediático y acabar con su carrera en la selección española –hoy es asesora en Francia-. Alba Cabello, miembro del combinado nacional durante muchos años y aún en activo, sostiene que “los métodos eran duros, pero nunca inhumanos ni mucho menos. La entrenadora establecía un estándar muy alto de trabajo, y cumplirlo era lo único que podíamos hacer si queríamos luego alcanzar el resultado esperado”.
La anterior gran estrella de la sincronizada, Andrea Fuentes, salió también en defensa de quien fuera su entrenadora: “La mayoría de la gente que ha firmado la carta no ha estado ni en la selección y ni ha conocido a Anna”.
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