Isco saca su vara
Isco sacó su vara en La Rosaleda. La de medir, templar y jugar. El malagueño jugó como en el patio de su casa un partido con tintes de amistoso, que embelleció con un golazo de falta y una asistencia a Casemiro en el segundo. Ganó el Real Madrid casi andando ante un Málaga que tiene los dos pies (y la cabeza) en Segunda.
Zidane rotaba a su equipo con la desidia de quien afronta la Liga con la misma motivación de quien pone la lavadora o se corta las uñas de los pies. Se habían quedado en Madrid Cristiano, Bale, Modric y Varane. También se caían del once Marcelo y Kroos, como es lógico. En el once del Real Madrid, sin embargo, sí que estaban algunos de los héroes inesperados de París como Kovacic, Lucas Vázquez o Asensio. También jugaba Benzema, pero eso nunca se sabe si es buena o mala noticia. Y Keylor, sobre el que me abstendré de hacer juicios apriorísticos.
Les sitúo: Keylor; Carvajal, Ramos, Vallejo, Theo; Casemiro, Kovacic, Isco; Lucas, Benzema y Asensio. Enfrente un Málaga roto, que ya está en Segunda y sólo aspiraba a dar una alegría a La Rosaleda. Pitaba De Burgos Bengoetxea, sobre el que tampoco haré juicios antes de que toque.
Un tiro defectuoso de Benzema desde la frontal fue la primera ocasión –lánguida sí, pero ocasión– del Real Madrid en el partido. El duelo nació perezoso y sin imaginación como un millenial de resaca. Manejaba la pelota el Madrid, pero sin gracia ni profundidad. El Málaga replegaba a la espera de aguantar los golpes.
Una buena parada de Roberto a cabezazo de Kovacic en el 15 fue el segundo aviso del Real Madrid. Si se compara con el segundo gol de la Juve, que encajó el miércoles Keylor Navas, se ve la diferencia entre un portero bien colocado, tensionado y metido, y otro que vive bajo el larguero.
Perdona el Madrid, pero Isco no
Lucas Vázquez en el 22 tuvo el 0-1 en sus botas, pero se confió dentro del área y acabó mandando la pelota a La Malagueta. Benzema también falló el suyo en el 24. Fue un cabezazo raro que se le marchó fuera. El Real Madrid empezaba a asomarse al gol como un guiri colocado a un balcón en Lloret. Se veía venir el gol de los de Zidane.
Y vino gracias a un libre directo ejecutado, cómo no, por un Isco que sacó no ya la vara sino la varita para hacer el 0-1. El malagueño pidió perdón a sus paisanos por el golazo. Hubo división de opiniones en La Rosaleda. La ejecución, por cierto, fue un compendio de declicadeza, precisión y plasticidad.
El tanto se venía venir, pero no cambió para nada el guión del amistoso. Siguió dominando y acumulando ocasiones el Real Madrid. El Málaga trataba de mantener sin éxito la compostura como un becario en la fiesta de Navidad. Fiesta a la que se unieron en el 43 Keylor y Casemiro con un saque de puerta de ciencia ficción, que dejó la pelota a los pies de Iturra. El malaguista tiró al muñeco y Keylor la sacó con el pie. Y con ese sustito nos fuimos al descanso.
Del que volvimos en la misma tónica, pero sin gas. Asensio pidió penalti por un empujón de Rosales, pero De Burgos se inhibió. En tiempo de debates sobre robos y demás zarandajas, para mí era penalti, qué quieren que les diga. Luego, a eso del 50, Benzema volvió a demostrar que el 9 del Real Madrid le sigue viniendo grande y falló un cabezazo a bocajarro –estorbado por un rival, eso sí– para firmar el 0-2. Lo de Karim con el gol ya no es una cobra, es una anaconda.
La cobra de Benzema
Pasaban los minutos del infumable partido mientras el Real Madrid coqueteaba sin ganas con el segundo gol. Parecía también cuestión de tiempo que cayera como ocurrió en la primera parte. Pero los minutos caían lentos y aburridos. A la hora de juego la cosa seguía insulsa y con 0-1. Pero entonces llegó el 0-2, que marcó Casemiro tras una jugada coral en la que participaron Benzema dividiendo a la zaga del Málaga e Isco en la asistencia final.
Al 65 con el partido resuelto Zidane metió a Ceballos por Asensio. Extraña el poquísimo protagonismo del sevillano en este Real Madrid. Tiempo es lo que le sobra. Lugo quitó a Isco por Borja Mayoral y La Rosaleda se rindió a su ídolo y paisano. Era el 72 y aún quedaban los minutos de la basura, porque en Málaga el pescaíto del partido llevaba vendido desde antes de empezar.
Pasaron los minutos y se consumó la victoria del Real Madrid. Antes hizo el Málaga el gol del honor después de un cante de Vallejo que aprovechó Rolan. Una victoria insulsa y cómoda ante un Málaga descendido y hundido. Ganó sin necesidad de acelerar, sin despeinarse, con la superioridad de quien juega en otra liga y casi en otro deporte. Pero el partido, querido lector, acaba de terminar y a mí ya se me ha olvidado.