El Real Madrid sigue sufriendo pesadillas por Navidad (86-85)
El Real Madrid tiene un serio problema como visitante. La epidemia gripal sufrida, la falta de intensidad y cierta suerte al final del partido sirven de explicación para la derrota del equipo merengue en Sevilla frente a un Betis que tuvo un plus de bemoles ante un público entregado y se cargó al campeón como regalo navideño, imponiéndose por 86-85 en un final apretado y de difícil interpretación.
La Navidad se hacía notar en Sevilla y el pabellón de San Pablo registraba su récord de recaudación de la mano de un lleno para ver a los suyos medirse al vigente campeón de la competición. El Real Madrid comenzó combatiendo con talento las esperadas ganas del Betis de contentar a su público, y Lockett y Llull comenzaron con un duelo tirador bajo el frío que comenzó a abultar la proyección del marcador.
Un apagón en el ataque local permitió despegar mínimamente a los blancos, hoy de morado, porque con Llull, simplemente, no hay color. El de Mahón continuó acribillando y produciendo en campo rival para permitir al Madrid marcharse a vestuarios con ventaja y soñando con los cien (21-26).
En estas fechas tan señaladas es habitual la fiesta y la comida, pero también la resaca del día siguiente, cuyos síntomas son ciertamente parecidos a los de la gripe que han sufrido algunos de los activos madridistas en los últimos días y quién sabe si propulsaron la empanada de comienzo de cuarto que se tradujo en un parcial de 8-0 y la toma de las riendas del juego por parte del Betis, que estaba cuajando una actuación notable en la noche del martes.
Sin embargo, Randolph, que se ha curtido en el frío de Minnesota, emergió entre la niebla que en esos momentos representaba el juego del Madrid y con siete puntos consecutivos construyó un parcial que abolía la mínima ventaja lograda por los verdiblancos.
Malhabasic, de apellido tan impronunciable como imparable es de espaldas al aro, utilizó su trasero como máquina quitanieves para lograr varias acciones exitosas para poner en pie a sus aficionados antes de que Llull les devolviera a la realidad con dos espectaculares acciones que le aupaban a los 18 puntos. Radicevic, sobre la bocina y con mucha suerte, apretaba un partido festivo y notable. Los regalos para todos, pero los mejores, de momento, para el Madrid.
La segunda parte comenzó con Ayón tirando de un carro que pronto iba a amenazar con descarriar. El desacierto de Llull y el talento de Nachbar se unieron para favorecer a un Betis que rondaba el liderato sin llegar a alcanzarlo. Las palmas y el griterío alentaron al Betis, que se veían en su salsa y con un americano, Trent Lockett, como cabeza visible de la jarana navideña en tierras andaluzas que eso sí, seguía teniendo al Madrid al frente.
La aparición de Rudy, que pasó de la nada en su marcador a hacerle un ocho al Betis, permitió respirar a un Madrid que dejaba detalles de todos los colores, pero en ataque producía jugadas que llenaban más que la cena de Nochebuena. Llull, que pasó de meterlas a fallarlas, leyó el partido como los grandes y comenzó a desequilibrar, dividir y asistir para que todos pudieran aportar.
Detalles y trágico final
El Madrid recibió de regalo navideño un martillo pilón made in Mexico. Gustavo Ayón comenzó a golpear una y otra vez en ambos aros, pero el Betis no solo no se rendía sino que también recibía presentes, y todos eran puntos. El Madrid apalizaba en valoración pero el marcador, a falta de cinco minutos, estaba prácticamente igualado.
La intensidad pesaba como una losa para el Real Madrid, que solo a base de talento no solo no conseguía marcharse sino que veía como Pablo Laso necesitaba tirar de la vieja guardia para intentar ganar. Entre ella se encuentra Carroll, que con un triple trataba de mostrar galones de campeón, pero Lockett la devolvía por partida doble para poner el empate, con Jaycee de nuevo desembuchando y engañando a los presentes con un deja vu que no existió.
No había metido ni una en la segunda parte, pero un final de partido no lo es como tal si no aparece Sergio Llull. Apareció dos veces y metió una, pero Mahalbasic y Radicevic solo escucharon la red en sus tiros. El Betis era líder con 50 segundos por jugar. Una jugada embarullada acabó como llevan los años escribiendo, los pabellones viendo y el Madrid disfrutando.
Felipe Reyes no había recibido regalo navideño y a cambio se llevó un rebote convertido en canasta que le daba la mínima a los suyos, pero pagando el pato de que el último ataque fuera a las manos del Betis, o al menos eso parecía. Contra pronóstico, la orden de Laso fue hacer falta al rival tras recepción, pero Triguero, desafiando a las leyes del pívot, no falló desde la línea. El Madrid tenía la última pero no llegó a tirar, con la victoria del lado bético y los blancos con una nueva derrota como visitante en un mes de diciembre negro en la carretera. Y mañana día de los inocentes, pero no tendremos bromas en el Real.