Guardiola saca petróleo de París
El Manchester City se llevó la victoria del Parque de los Príncipes y encarrila su pase a la final de la Champions League. El conjunto inglés se impuso al PSG (1-2) en un choque en el que los locales se impusieron en la primera parte, pero pagaron sus errores en la segunda
El Manchester City golpea primero en la semifinal contra el PSG y lo hace con contundencia. El encuentro de ida en el Parque de los Príncipes tuvo dos caras y la del cuadro dirigido por Pep Guardiola brilló mucho más, en una segunda parte en la que se juntaron las virtudes de los suyos y las desgracias de un cuadro local que perdió a Neymar y se encontró con un 1-2 que pudo ser todavía peor tras 15 minutos, los últimos del choque, en inferioridad numérica. Al Paris Saint-Germain no le valió su gran primera parte y lo pagó todo con una sucesión de errores que le dejan con un pie fuera de la final de Estambul.
Después de las emociones moderadas vividas en el Real Madrid-Chelsea que inauguró la ronda de semifinales, PSG y Manchester City abrían su momento de hostilidad en un duelo de jeques, pero sobre todo de favoritos al título en la máxima competición continental. Guardiola contra Pochettino, Neymar y Mbappé contra la plantilla más completa del continente. Duelo de estilos. Espectáculo asegurado sobre el césped del Parque de los Príncipes.
La principal novedad en el once del PSG radicaba en la presencia de Marco Verratti, su guía en el centro del campo. Los galos sobrevivieron a su ausencia en cuartos frente al Bayern, pero el menudo director transalpino no iba a faltar frente al City. Contar con el ‘6’ en el campo, ya sea en la sala de máquinas o como mediapunta, permite a su equipo jugar un par de pasos más adelante en el campo, con un peligro eminentemente superior tanto en la gestión como en la consecución de oportunidades.
Verratti le pone las cosas más fáciles a Neymar y este, cuando entra en juego, es posiblemente el jugador más condicionante del planeta. Su activación en el campo es capaz de eclipsar el talento del otro y esto fue lo que sucedió en la primera mitad del PSG-City. Incluso su compañero Mbappé se vio empequeñecido por las virguerías del ’10’, empeñado en llevar la Champions al museo del conjunto capitalino.
En el City, Guardiola ya no sorprendía con su sistema sin delanteros. El falso nueve, en esta ocasión, era su gran estrella. Kevin de Bruyne fue activado en contadas ocasiones por sus compañeros, y tuvo que ser él mismo, con la libertad táctica que le concede Pep, el que tuvo que bajar a recibir y gestionar los ataques. No fueron muchos pero sí peligrosos. Sin embargo, Foden y Bernardo Silva no estuvieron acertados a la hora de definir ante un Keylor Navas seguro pero no demasiado exigido por su rival.
Marquinhos hace justicia
El que sí dio en la diana, y ya es costumbre en las eliminatorias de la Champions, fue Marquinhos. El capitán del PSG abrió el marcador antes de llegar al cuarto de hora de juego con un cabezazo inapelable ante el que nada pudo hacer su compatriota Ederson. Los locales eran superiores en cuanto a juego, pero su gran peligro llegaba desde el balón parado, donde bien pudo llegar el 2-0 minutos después. El City se salvaba y llegaba al descanso vivo, pero con el golpe psicológico del primer gol aún merodeando sus cabezas. Urgía hacer borrón y cuenta nueva.
La reanudación trajo un nuevo City, más reflexivo, con más posesión… y esto representó un win-win para los de Guardiola. Tener el balón les generó la posibilidad de crear más ocasiones y asimismo, de negarle el esférico a Neymar, el hombre de la primera parte. Con el paulista desactivado, el PSG tuvo que cambiar su plan al de la contra con Mbappé y si bien el galo estuvo a punto de generar el 2-0, finalmente sería el equipo de Mánchester el que se llevaría el gato al agua.
El City le da la vuelta
Un gol puede llegar de mil maneras, pero una de las más crueles para un portero es con un centro que no toca en nadie hasta besar la red. Lo puso De Bruyne, uno de los grandes especialistas mundiales en estas lides, y no decidió bien Keylor, que esperó a que la pelota botara y, ya entonces, fue demasiado tarde para evitar el 1-1.
El City se había despojado del miedo y de la presión de verse con el marcador en contra y el PSG, con Di María como jugador más destacado, no tenía prácticamente nada más a lo que sujetarse al partido desde el descanso. Así las cosas, el segundo de los ingleses se acercaba y llegaría de forma, de nuevo, demasiado barata. Una falta al borde del área lo tenía todo para un lanzamiento de De Bruyne, pero fue Mahrez el que tomó la responsabilidad con un disparo mediocre… que encontró a la barrera como aliado.
El muro del PSG se había abierto y por esa grieta entró el balón, sellando el 1-2 de forma irremediable y dilapidaria para los intereses de los locales. Queda la duda de saber si Keylor, también en el segundo, pudo hacer algo más, pero el giro inoportuno de Paredes en la barrera retira culpa al ex del Real Madrid.
Gueye acaba con el PSG
Las cosas no podían ir peor para el PSG. O sí. Desesperados, a merced de la circulación de balón del City, los franceses volvieron a pagar su desconexión, esta vez en forma de expulsión justa no, justísima, de Idrissa Gana Gueye. El mediocentro entró con los tacos directamente al tobillo de Gundogan, viendo una tarjeta roja que seguía sumando al montón de arena que se había echado el conjunto de Pochettino a sí mismo en la segunda mitad.
El mejor resultado posible para el PSG había pasado de una victoria contundente, según lo visto en la primera mitad, a un 1-2 que les permitiera seguir vivos y soñar con la remontada en la vuelta. Los galos volvieron a acercarse con el balón parado, única vía de igualdad dadas las circunstancias, mientras el City perdonaba, con el freno de mano echado, un resultado más abultado que dejara la eliminatoria prácticamente sentenciado. Finalmente, victoria para el City y palo, con limitadas esperanzas de remontada, para el Paris Saint-Germain.