¿Al asalto de los podios?

Cinco motivos para creer en Fernando Alonso y McLaren-Honda

Fernando Alonso conduciendo su MCL32 de McLaren-Honda en Barcelona (Getty)
Fernando Alonso conduciendo su MCL32 de McLaren-Honda en Barcelona (Getty)

Es tan frágil como la propia existencia, una lucha de supervivencia moral, la de las victorias, de una duración más allá de la deseada. Fernando Alonso y McLaren-Honda viven anclados un bucle temporal, un agujero negro que les transporta a podios pretéritos, dibujando imágenes pasto de la hemeroteca. Intentan llamar a su futuro, desesperadamente, como una deidad que desea crear una máquina ganadora. Una escena de ciencia ficción, espacial, que, en este 2017 de transformación en la Fórmula 1, puede ser una película basada en hechos reales.

La ambigüedad que ahora construye esta nueva época de motores híbridos, aerodinámica más agresiva y neumáticos del pasado, filtra un hilo de esperanza por Woking, una fábrica acostumbrada hace no mucho a crear monoplazas ganadores. El discurso es desolador por parte de las altas esferas: Zak Brown, sucesor del todopoderoso Ron Dennis, no ha quemado ni una sola madera para inventar un humo que sólo es tóxico. Eric Boullier hace el contrapeso vendiendo alguna píldora de ilusión. Alonso y Vandoorne son la virtud, el término medio: no dan su veredicto tras una semana trastabillada con su MCL32 en Barcelona. Todavía esperando su momento, damos cinco motivos para creer en un 2017 más propicio para la legendaria escudería.

La magia de Fernando Alonso

En estos dos años de aislamiento en la mediocridad, tan sólo hay certidumbre en el número 14. El mismo ancla en el que se elevó Ferrari cuando su rojo sangraba por los cuatro costados de un monoplaza inválido. Fernando Alonso vuelve a alzarse como el principal activo para dibujar un Velázquez con brocha gorda. Todo será muy distinto si el grosor del material disminuye y le dan un pincel para dibujar su penúltima obra de arte.

La efectividad y velocidad de Woking

En el juego de fábricas que rodea a la Fórmula 1, Woking siempre, como la Falla Na Jordana en Valencia, se ha llevado más galardones que disgustos. Velocidad de vértigo para sacar e inventar piezas que proporcionen una centésimas, quizá décimas, a sus monoplazas. Cierto es que la voracidad de los británicos se ha visto disminuida en la era híbrida, fruto de la inoperancia de Honda. Pero, como un dragón dormido, si despierta, que se preparen.

El sucesor de Newey: Peter Prodromou

Y en las fraguas ocultas de Woking, escondido en algún despacho entre ríos de café y programas informáticos de nombre imposible, se encuentra el Fernando Alonso de los ingenieros. El siempre mencionado como discípulo de Adrian Newey, intenta encontrar la fórmula que haga del MCL32 el mejor chasis de la parrilla. Aunque, en esta época de motores, aunque la mona se vista de seda…

La nueva normativa

En el cambio está la oportunidad. Ante el anquilosamiento de dos años de congelación, tokens, y demás normas incongruentes; se abre una mini nueva etapa dentro del hibridísmo ilustrado en la Fórmula 1. Monoplazas más agresivos en aerodinámica, neumáticos más anchos, libre desarrollo en la unidad de potencia…Un nuevo aspecto que tiene un sabor, un sonido y un color diferente. Ya no habrá más excusas para Honda: tienen que llegar a Mercedes y Ferrari.

Honda y su leyenda

El último apéndice es el más timorato de los anteriores. Es una verdad a medias, una razón que se desinfla vulgarmente con el paso del tiempo. Honda es un refresco gaseoso que lleva ya dos días en la nevera: el sabor ya no es el mismo. Aún así, sería necio no reconocer la enormidad de su leyenda como motoristas. El rediseño de la unidad de potencia parece todavía desafinado en el MCL32. El miedo ha asaltado a McLaren, aficionados e incluso Alonso y Vandoorne. Todavía hay tiempo para la reanimación del corazón japonés en Australia. Estrenan nueva UP en Barcelona Del pánico surge el creyente. Make McLaren great again. 

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