España gana sin contagiar
España se impuso a Suiza gracias a un gol de Oyarzabal tras un error del meta Sommer. Los de Luis Enrique no realizaron un gran partido, pero suman tres puntos importantes en la lucha por la clasificación en la Liga de las Naciones. Ansu Fati no brilló y Adama tuvo minutos en la segunda parte
Una victoria que no contagia, pero que vale tres puntos importantes para seguir en la pelea por el liderato del grupo en la Liga de las Naciones. España venció, gracias a un tanto de Oyarzabal, a Suiza en un partido insulso de la Selección que consigue un resultado positivo que dejas algunas dudas sobre todo de cara a gol.
Ya se sabía que no iba a ser un partido cómodo. Suiza es una de esas selecciones sin estrellas, pero que siempre compite. Y así es como se explica su participación en la última fase final del torneo. Se confirmó al poco de empezar. La primera gran ocasión fue para los visitantes. Loris Benito se internó por la banda izquierda para rematar al palo corto y casi celebrar el tanto. Fue entonces cuando De Gea estiró sus 192 centímetros para firmar un auténtico paradón con su mano derecha. Posiblemente uno de los mejores que se le recuerdan con la camiseta de la Selección.
Ansu Fati reclamaba un posible penalti tras intentar entrar por el costado del área suiza. El árbitro consideró el empujón insuficiente y decretaba saque de puerta. Y España sacó petróleo de eso. Luis Enrique ordenó a los suyos presionar la salida y Suiza se complicó mucho más de lo que debía. El meta Sommer quiso sacar el balón jugando desde atrás y se mascó la tragedia. La mala entrega hizo que Xhaka se resbalase, Merino se anticipase en la recuperación y Oyarzabal aprovechase el regalo para abrir el marcador.
Igual que Sommer fue culpable del primer tanto, el portero suizo también evitó que España aumentase su ventaja en el marcador poco después. Ferran Torres se elevó como si de un especialista rematador se tratase para marcar los tiempos y cabecear a la perfección el centro medido de Jesús Navas. Solo un paradón evitó el tanto.
La hora de Adama
El partido de España en la primera mitad fue todo lo contrario a brillante. La Selección estaba firmando un partido correcto, sin cometer errores, pero plano, monótono y aburrido. Por ello, nada más salir del túnel de vestuarios Luis Enrique mandó calentar a Adama con premura: el equipo le necesitaba. Su simple presencia en la banda poniendo a punto su musculoso cuerpo para entrar al campo pareció agitar a La Roja, que a punto estuvo de anotar el segundo en dos ocasiones consecutivas.
Primero fue Ansu Fati y después Oyarzabal. Elvedi era el que evitaba el gol del jugador del Barcelona y el palo el que impedía el doblete del atacante de la Real Sociedad.
Llegó entonces el momento que muchos aficionados españoles esperaban después de las buenas impresiones que dejó en su debut contra Portugal. Adama entraba al campo por un Ansu Fati que no estuvo especialmente inspirado. También entró Canales por Dani Olmo.
Su salida fue una auténtica revolución. Cada toque de balón en el costado derecho se convertía en regates, autopases y recortes unidos a una velocidad que parecían cambiar el partido. Cada vez que el balón se acercaba a sus pies aparecía la sensación de que todo podía pasar: ¿dónde ha estado escondida esta bestia hasta ahora?
Pero lejos de las primeras sensaciones tras su salida, el partido volvía a caer en el ritmo cansino al que ya nos habíamos acostumbrado. España no cerraba el marcador y Suiza intentaba animarse en busca de un punto de oro. Pero sus intentonas se chocaban contra un Sergio Ramos una vez más imperial en su partido 174 con la camiseta de la Selección.
El tramo final no dejó ninguna ocasión, un resumen perfecto de un partido en el que España acabó mirando el reloj en busca del triple pitido del árbitro que certificase la conclusión del encuentro para sumar los tres puntos y pensar ya en el próximo encuentro en Ucrania el próximo martes.