España abusa de Malta
España se dio un paseo por Cádiz y, de paso, le hizo un siete a Malta. No fue un partido porque los malteses en esto del fútbol están peces, fue un abuso puro y duro. Marcaron Morata, Cazorla, Pau Torres, Sarabia, Dani Olmo, Gerard Moreno y Jesús Navas, uno de cada. Pues eso, un abuso.
Un España-Malta nos rejuvence a todos. Bueno, a los millenials no, porque no es que fueran fetos, es que sus padres igual ni se conocían cuando un España-Malta paralizó a todo un país y dejó sin garganta a José Ángel de la Casa con aquel «¡¡¡ gooooool de Seeeeñor!!! El que no sepa de que hablo, que lo googlee, que hay que explicarlo todo, hombre ya.
Disertado lo anterior y olvidados, que no borrados, los recuerdos de viejuno, les contaré que la España de Robert Moreno formaba en Cádiz con una alineación plagada de no habituales, que es como ahora se llama a los suplentes. Jugaban Pau López, que debutaba bajo los palos; una defensa integrada por Navas, Sergio Ramos, Albiol y Bernat; Rodri, Thiago y Cazorla y Sarabia en el medio; con Gerard Moreno y Morata arriba. Es lo que hay.
Poco tardó el ayudante del seleccionador en lucir su MacBook en el banquillo, que parece que es imagen de Apple el tío. Mientras España acosaba a una endeble Malta. Apenas cuatro minutos tardó Sergio Ramos en cazar su primer remate de cabeza que se marchó arriba. Había empezado pronto el monólogo de La Roja, que tenía pinta de alargarse 90 minutos.
Raudo perdimos el empuje inicial y el dominio de España no se traducía en ocasiones. Mucha posesión, mucha iniciativa, pero poca llegada. Resistía Malta, que protegía su área con media población del país. Al final, de tanto meterse atrás Malta acabaría encajando el 1-0 en el minuto 22 en una jugada tosca, fea y embarullada después de un córner. Prolongaron de cabeza varios jugadores españoles hasta que el balón le cayó a Morata que, no sin dificultades, acabó empujándola.
Morata abre la lata (y rima)
Cinco minutos después cayó el segundo, otra vez a la salida de un córner. Esta vez el rechace lo cazó Gerard Moreno, pero el colegiado acabó anulando el tanto por fuera de juego posicional de Morata. Y como en esta cosa de la clasificación para la Eurocopa no hay VAR, pues nos quedamos compuestos y sin 2-0. Tampoco pasaba nada porque era cuestión de tiempo que acabara cayendo.
España no pisaba demasiado el acelerador, pero tampoco le hacía falta. Algún detallito de Thiago, la movilidad de Sarabia, el ímpetu de Morata con su cara de la profe me tiene manía, la jerarquía silenciosa de Rodri, no sé, por contarles algo, porque el juego tampoco era para escribir en los cementerios «lo que os habéis perdido».
Y en estas disertaciones llegamos al minuto 40 y al 2-0. Lo marcó Cazorla, que es la antítesis de Morata porque siempre está sonriendo. La pared extraordinaria se la construyó Gerard Moreno y el centrocampista del Villarreal no falló en el área. Qué gol más merecido para un futbolista al que las lesiones han perseguido durante tanto tiempo.
Con el 2-0 de Cazorla España abrochaba un primer tiempo donde le bastó un poco de fútbol para dominar a Malta sin necesidad de acelerar. En la reanudación los goles irían cayendo de maduros. Primero Alcácer y Gerard Moreno desperdiciaron sendas ocasiones delante del portero en el 55 y 57.
Homenaje a Ramos… y al Carranza
En el 60 Robert Moreno quitó a Sergio Ramos, que se llevó la ovación en pleno del Carranza en el partido de su homenaje. Le sustituyó Pau Torres que marcaría el tercero nada más saltar al campo. Lo hizo con el pecho y a la salida de un córner, igual que el primero. Era el 61 y un minuto después llegó el cuarto, obra de Sarabia con una bonita definición con el exterior. No íbamos a llegar a doce pero porque no nos hacía falta.
Bueno, igual sí. El quinto lo marcaría Dani Olmo, que firmó la definición que tanto y tanto y tanto intenta sin éxito Vinicius, después de sentar al portero. Apenas llevaba cinco minutos en el campo. Y en el 72 cayó el sexto, obra de Gerard Moreno, que llevaba todo el partido intentando hacer su golito. Pues toma, Gerard. Y luego caería el séptimo, obra de Jesús Navas, que también fue un golazo.
Pasó el tiempo, España no quizo hacer más sangre y Malta se fue de Cádiz con siete chicharros en la maleta, cinco menos de los que le hicimos en el Villamarín en aquella noche inolvidable.