Los episodios que han condenado a Djokovic a la deportación
Novak Djokovic ha acabado deportado en un escándalo de diez días en el que su figura queda tocada después de muchas incoherencias
Australia deporta a Djokovic
Novak Djokovic se ha convertido en el protagonista, voluntario o involuntario, de un culebrón de repercusión mundial que comenzó con su retención en Australia tras aterrizar en Melbourne y acaba, más de una semana después, con su deportación. El tenista serbio ha pagado cara su actuación en varios actos concretos, además de su condición de no vacunado, a priori condición sine qua non para la participación en un Open de Australia que no tendrá a su vigente campeón en liza en 2022.
Considerado como un importante porcentaje de seguidores del tenis como ‘antivacunas’, Djokovic no se mojó sobre si tenía o no la pauta completa de vacunación hasta que se vio obligado a admitir que no se había vacunado contra el coronavirus, una vez ya retenido y aislado en un hotel de Melbourne, con el primer anuncio de su deportación.
El Adria Tour, primera piedra
Sin embargo todo comenzó muchos meses atrás, en el verano de 2020, cuando organizó el conocido como Adria Tour, un circuito veraniego en pleno parón de la ATP y en el que no sólo se permitía la entrada de público, sino que a esa polémica se sumó la organización de una fiesta a la que los tenistas acudieron en su mayoría sin mascarillas y con el resultado lógico dadas las circunstancias, que no fue otro que el contagio masivo de protagonistas, entre ellos el propio Djokovic.
Opositor silencioso de las vacunas
Desde ahí, Djokovic se ganó una fama que él mismo podía haber tornado en una mejor imagen de cara al coronavirus, pero su oposición silenciosa a las vacunas no le devolvió adeptos hasta la explosión final en la previa del Open de Australia.
Djokovic había pospuesto una y otra vez en comparecencias su decisión sobre si exponer si estaba vacunado o no cuando conocía, como el resto de tenistas del circuito ATP y WTA, que era obligatorio tener la pauta completa para participar en el Open de Australia. Novak se escudó en la posibilidad de hacerse con una exención médica y obtuvo resultado positivo por parte de Tennis Australia, organizadora del Open, una suerte que le lanzaba al torneo del que había salido nueve veces campeón.
El viaje oculto a España
Sin embargo, las autoridades se interpusieron en su camino, desenmascarando un error en el visado por el que no había informado de su estancia en dos países, Serbia y España, en los días anteriores a su llegada a Australia, y poniendo en duda la viabilidad de la exención médica concedida para participar en el Open de Australia. Todo ello comenzó a poner contra las cuerdas a Djokovic y las incongruencias no tardaron en salir a flote.
Contagiado y en actos públicos
La justificación de la exención médica llegó por el contagio en los días previos a Navidad. Djokovic había cogido el coronavirus el 16 de diciembre, pero el 17 y el 18, como confirmaban sus redes sociales, estuvo en sendos actos públicos sin mascarilla e incluso posando para las fotos sin distancia social. Un argumento de peso para seguir perdiéndose en un mar de dudas donde ya no aparecían los argumentos sólidos para quedarse.
Un final infeliz
El ministro de Inmigración, Alex Hawke, apareció como villano para retirarle el visado, con Nole reconociendo dos errores de una tacada y poniéndose a la defensiva por primera vez, sabedor de que tenía las de perder. La detención derivada de la decisión de Hawke fue sólo el penúltimo capítulo, ya con declaraciones desde Serbia en las que la primera ministra se mostraba en contra del ídolo del país y el juicio final como cierre del último capítulo, con la deportación como cierre de un escándalo que acaba con Djokovic tocado y sin Open de Australia.
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