Debacle del Real Madrid en La Fonteta (81-64)
Hay días en lo que todo se tuerce. Al Real Madrid no le salió nada en el tercer partido de la final de la Liga Endesa y se queda sin margen de error para seguir vivo en la lucha por el título doméstico. El Valencia Basket sacó del partido a los blancos en un tercer periodo inconmensurable de los taronja. Los visitantes no encontraron la manera de romper la muralla levantina en el periodo final hundiéndose como un plomo en medio de un océano.
Las sensaciones no pueden ser peores de cara al cuarto –y puede que definitivo– partido de la serie. El Real Madrid tiene mucho trabajo psicológico por delante para levantar una serie donde la derrota en el segundo partido pesa mucho en la mente de los jugadores.
El partido, sin embargo, comenzó de forma esperanzadora para los blancos. El Real Madrid salió con la mentalidad de las grandes citas. Centrado en defender y en buscar tiros abiertos, el equipo de Pablo Laso se sacudió la presión de una Fonteta llena hasta la bandera. Los visitantes obtuvieron sus primeras ventajas a través del bloqueo y continuación de Llull y Ayón y de la intensidad defensiva de un Rudy Fernández que contagió a sus compañeros con su empeño.
El Valencia estaba bloqueado y gran parte de culpa la tenía un Ayón que apenas dejaba recibir a un Dubljevic que mostró una versión ansiosa en la primera mitad. El Madrid se las prometía muy felices ante la desconexión de los locales y hasta se marchó a los 10 puntos de ventaja en el segundo cuarto con un espectacular arranque de Luka Doncic –11 tantos en ese periodo–.
Sin embargo, hubo un apagón inexplicable en el Real Madrid a falta de tres minutos para el descanso. Todo el empeño defensivo de los primeros minutos se diluyó como un azucarillo con los taronja anotando muy fácil y cogiendo una confianza de cara a la segunda parte que les haría imparables.
El descanso parecía que podría parar la racha del Valencia, algo que no se produjo de ninguna de las formas. Dubjlevic volvió a convertirse en el jugador imparable que había conocido el Real Madrid y los locales empezaron a carburar anotando desde todas las posiciones con San Emeterio y Will Thomas castigando la permisividad blanca.
Al Madrid le entró la ansiedad e intentó reaccionar sin hacer buena selección de tiro ni elaborar jugadas. El Valencia se crecía a cada error de los blancos y el tercer cuarto terminó con las peores sensaciones para el conjunto de Pablo Laso perdiendo por nueve puntos.
La puntilla al partido la puso Guillem Vives. El base entró y como si fuera Stephen Curry enchufó dos triplazos seguidos que dejaron tiritando al Madrid. Ni Carroll ni Nocioni pudieron comandar una reacción que mostraba a los blancos como un equipo nervioso y sin un patrón de juego claro con Llull consumido entre varios dos contra unos que Pedro Martínez supo montarle en forma de encerrona.
El Madrid cayó y de la peor manera posible en su llegada a La Fonteta. El equipo tendrá que demostrar su carácter de campeón el viernes para mantener sus aspiraciones de cara al título de la Liga Endesa. El Valencia no tiene nada que perder y eso les convierte en todavía más peligrosos.