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El calvario de Alberto Ginés para llegar a los Juegos: «Fueron 19 pinchazos, pensé en tirar la toalla»

El escalador cacereño repasa en OKDIARIO un año marcado por su lesión en el pie

Alcanzó la final y fue séptimo en los Juegos de París pese a competir infiltrado

La caída de Alberto Ginés

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La vida de Alberto Ginés se ha desarrollado tan rápido que cuesta asimilarlo. En 2021, un chaval de 18 años, zarandeó a España con un oro olímpico en escalada, disciplina que se estrenaba en los Juegos. Apenas tenía edad para conducir cuando lo logró. Un chico normal que en el ciclo olímpico de Tokio a París ha pasado por el peaje de un éxito tan precoz. Sacó el billete a la capital francesa sobre la bocina, en el último Preolímpico. Su pie fue el motivo de la demora.

El contador del calendario se encontraba en marzo, a cinco meses de los Juegos, cuando a Alberto Ginés le invadió el dolor. Su pie izquierdo no se posaba sobre el muro de la manera correcta, se lo impedía una lesión que le acompañó durante el clasificatorio a los Juegos y su estancia en París. Decidió infiltrarse para poder competir, hasta 19 pinchazos, pero no podía hacerlo para entrenar. Pese a ello alcanzó la final y logró un séptimo puesto a caballo entre el tortuoso camino de su lesión y el gen competitivo.

«Ha sido un año complicado, especialmente por la lesión en el pie. Es duro afrontar un año olímpico sin tener la clasificación y estando lesionado desde principio de temporada. En algún momento pensé que tenía que tirar la toalla porque no podía ni escalar. Encontramos la solución de infiltrarme para competir y así al menos podía escalar en las competiciones. Y fui viendo un poco de luz», explica Alberto Ginés durante su conversación con OKDIARIO.

A pesar de ello, el escalador español extrae los aspectos positivos. «Hemos conseguidos rendir a un gran nivel a pesar de todo. Otra final olímpica, un diploma… estoy satisfecho sobre todo por las condiciones en las que estuvimos entrenando. El pie llevaba mal desde marzo y llevaba infiltrándome desde abril. Al final fueron 19 pinchazos de anestesia, en París ya estaba más que acostumbrado», rememora con una sonrisa melancólica.

Alberto Ginés y una pelea contra sí mismo

Alberto Ginés consiguió el billete a París cuando apenas quedaban aviones para despegar hacia la capital francesa. «Creo que no afectó conseguir la clasificación tan tarde. Sabía que en mayo competía contra los mejores del mundo y contra la mayoría de los que iban a estar en París. Sabía que en cuerda estaba mejor que ellos. Eso de daba tranquilidad, confianza y motivación para afrontar los Juegos», recuerda.

Y cuando arribó en la capital francesa, el guion de la escalada había cambiado. Hubo dos eventos por género en lugar de uno, como en Tokio. Por un lado se combinó búlder y dificultad, y otra prueba sólo de velocidad. Por tanto se entregaron cuatro medallas de oro en Le Bourget. En el bloque combinada, la clasificación final se decidió sumando los puntos conseguidos en cada disciplina. Ginés bordó la dificultad, pero claudicó en bloque.

«Al final todos nos tuvimos que adaptar. Para Tokio la mayoría no hacíamos velocidad y tuvimos que hacerla desde cero. En París fue otro cambio porque el tiempo que antes dedicábamos a tres disciplinas ahora se lo teníamos que dedicar a dos y todo pinta que para Los Ángeles sólo será una disciplina y podré centrarme en dificultad. Será un cambio nuevo y tendremos que volver a adaptarnos. Si me puedo centrar sólo en dificultad, que al final es lo que me gusta y lo que se me da bien, es lo mejor que puede pasar», augura Alberto Ginés.

El cacereño atisba el futuro con optimismo. En Los Ángeles buscará recuperar el trono. De París se marchó con más realidad que frustración. Llegó hasta donde su pie le dejó. » Al 2025 le pido no lesionarme y poder estar con familia, que es lo más importante», desea. Alberto Ginés seguirá con la cerviz inclinada en busca de la redención.

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