Benítez seca a Cristiano: nueve partidos de 15 sin marcar

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Cristiano Ronaldo se lamenta tras fallar una ocasión en el Parque de los Príncipes. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Rafa Benítez ha conseguido lo que tantos y tantos defensas de Europa han intentado sin éxito: secar a Cristiano Ronaldo. El entrenador del Real Madrid se empeñó desde que llegó al banquillo del Bernabéu en cortar las alas del luso y cambiar la libertad total de acción que tenía con Ancelotti por una nueva demarcación: la de pseudodelantero centro, falso nueve o chupagoles. El cambio de posición no gustó a CR7 desde el primer momento, especialmente por la forma insistente y reiterativa del técnico en cómo debía el luso hacer las cosas.

Tras una pretemporada irregular, las peores expectativas se han confirmado en este primer cuarto de competiciones oficiales. Después de 15 partidos oficiales, Cristiano presenta las peores cifras goleadoras desde que llegó al Real Madrid. Hay un dato que refleja de manera desoladora cómo Ronaldo ha reducido sus goles a la mínima expresión para un futbolista que pasa por ser el mejor goleador de todos los tiempos: el luso se ha quedado sin marcar nada menos que en nueve de los 15 encuentros del Madrid de Benítez.

En Liga, Ronaldo se quedó sin ver puerta contra Sporting, Athletic, Atlético y Sevilla fuera de casa y frente a Betis, Granada y Málaga en el Bernabéu. Un dato sencillamente inédito: no ha marcado en siete de los once encuentros del campeonato liguero con el Real Madrid. Cristiano lleva hasta ahora 8 goles en la Liga, cinco de ellos conseguidos en el mismo partido, en Cornellá ante el Espanyol.

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Cristiano, durante un encuentro en el Bernabéu (Getty)

En Champions, Ronaldo arrancó como un tiro en los dos primeros partidos: tres al Shakhtar y dos al Malmö, pero fue incapaz de marcar un solo gol en los dos partidos ante el PSG, con todas las miradas de Europa sobre sus espaldas, además de los deseos del jeque Al-Khelaifi de convertirle en la piedra angular de su faraónico proyecto en París. Balanza equilibrada pues: cuatro partidos jugados en Champions y la mitad de ellos sin marcar.

Ayer el Pizjuán esperaba a Cristiano con una mezcla de resentimiento y temor. El luso llegaba al campo del Sevilla, que es como el patio de su casa cuando se habla de goles. Nada menos que 11 había marcado Ronaldo en el feudo hispalense y un total de 19 dianas al Sevilla desde que llegó a España. Ningún equipo se le da tan bien como el del himno de El Arrebato.

Pues ayer también se quedó a cero, con un bagaje francamente negativo: 5 disparos a puerta, pero sólo uno entre los tres palos. Y lo peor: una actitud de desidia, hartazgo, indolencia, con gestos de desesperación y cabeza gacha, como de quien no puede estar más incómodo sobre el campo.

Incluso algunos de sus compañeros le recriminaron que fuera chupón en una clara jugada en el segundo tiempo. Fue en una contra y Cristiano se jugó un tiro lejano cuando tenía tanto a Modric como James en una posición ideal para ser asistidos y encarar a puerta. James agachó la cabeza, pero los gestos del croata, con los brazos abiertos, no podían ser más explícitos.

La realidad es que Cristiano está harto de Benítez, de sus métodos de entrenamiento, de su falta de tacto, de su manera de manejar el grupo, de sus charlas obsesivas y repetitivas. De que sea tan plasta. El luso, sencillamente, no aguanta a su entrenador, le huye en los entrenamientos hasta el punto de que es casi imposible encontrar una imagen juntos de técnico y jugador después de más de tres meses de trabajo. La relación entre ambos es sencillamente inexistente. Y eso, desde luego, es un problemón para el Real Madrid.

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