El Barça liga con el VAR
Un penalti dudoso y polémico, señalado por el VAR, permitió al Barcelona derrotar a la Real Sociedad en un partido donde los visitantes hicieron mérito de sobra para puntuar. El Camp Nou se desesperó por momentos con su equipo, rehén del estilo Setién, y los realistas perdonaron demasiadas llegadas, sobre todo en la segunda mitad.
La Real Sociedad, flamante finalista de Copa, salió sin complejos al Camp Nou. Los de Imanol presionaban al Barcelona casi hasta su propio área, lo que convertía otra vez a Ter Stegen en el hombre clave en la salida del balón. Setién, incapaz de apostatar de su credo del toque, volvía a condenar a su equipo al suplicio de no poder pegar ni un mísero pelotazo.
Pronto el mediocampo empezó a ser propiedad privada de Odegaard y Merino ante unos apáticos De Jong y Rakitic que no rozaban ni el usufructo. Las áreas fueron territorio por conquistar en los primeros diez minutos. Braithwaite, el fichaje in extremis del Barça que estrenaba titularidad, tuvo la primera ocasión del partido. Buen desmarque pero un disparo algo centrado que repelió con el pie Remiro. Repitió el danés tras asistencia de Messi. Otra vez tiró al centro, flojo y mal. Se le empezaba a poner cara de Vinicius.
Al toquecito fue creciendo el Barcelona y menguando la Real, que había perdido gas en esa presión inicial. Con todo, el partido era un poco tostón. El Camp Nou asistía anestesiado a esa triste balada perpetua en que ha convertido Setién al fútbol del Barça. Todo el mundo esperaba a que Messi decidiera acelerar. Lo hizo. Al filo de la media hora robó el balón a un rival y conectó con Busquets. La pared habilitó a Leo en el mano a mano con Remiro, pero su remate muy forzado lo rechazó el meta realista.
Perdona Messi
Hubo que esperar hasta el 37 para que la Real tuviera una suerte de ocasión en un disparo dentro del área que repelió Piqué en el área chica. Respondía el Barça buscando los desmarques del siempre bullicioso Braithwaite. Mientras, Griezmann parecía invisible a ojos de sus compañeros.
En el 39 la tuvo a huevo Messi para hacer el 1-0. Le asistió De Jong y el remate al primer toque de Leo lamió por fuera el palo derecho de Remiro. La Real pedía a gritos el descanso, que llegó después de una amarilla de Messi, que embistió desbocado a Merino.
En la reanudación no alteró el pulso el Barcelona, así que la Real Sociedad volvió a adueñarse del partido, convertido en un gigantesco rondo de los visitantes con los azulgranas persiguiendo sombras. El Camp Nou empezó a ensayar una pitada mientras Setién ponía a calentar a sus (pocos) efectivos de banquillo.
Sólo Messi podría arreglar el desaguisado del Barcelona, pero parecía con el punto de mira algo desviado. Tuvo una falta pintiparada para marcar en el 57, pero la Real metió a dos jugadores en los palos y uno de la barrera desvió el tiro del argentino. Camino de la hora de juego el Barça no podía con una Real que encima metía al campo a Oyarzabal, uno de sus jugadores con más talento.
El Barça acelera y zozobra
Al Barça se le estaba complicando el partido y, para colmo, Remiro se agrandaba cuando tocaba. A Rakitic le sacó un disparo envenenado dentro del área en el 64 y a Piqué un cabezazo un minuto después. Se desperezaba el Camp Nou, deseoso de ver unos pocos menos toques y unas pocas más ocasiones.
Respondió la Real Sociedad con una buena galopada de Oyarzabal, que no supo rematar Monreal dentro del área. Un milagroso defensor azulgrana se cruzó justo a tiempo para enviar a córner. También Lenglet se cruzaría ante Isak un minuto después para evitar un mano a mano asegurado. Zozobraba el Barça, que dejaba latifundios a la espalda de sus centrales.
Quedaba un cuarto de hora más el alargue y la Real tenía el partido a su merced. El Barcelona, superado en todas sus líneas, estaba al filo de perder el partido. Otra vez Monreal en el 78 perdonó ante Ter Stegen. Demasiadas llegadas concedidas y demasiadas ocasiones perdonadas.
Y, claro, lo acabó pagando muy caro cuando el VAR señaló como penalti una mano involuntaria de Le Normand. Lo revisó Martínez Munuera y no dudó en señalarlo por muy dudoso que fuera, que lo era. Marcó Messi justo cuando peor lo estaba pasando el Barça y con sólo diez minutos para que la Real obrara el milagro de puntuar en el Camp Nou después de 23 años sin ganar.
Lo intentaron los de Imanol hasta el final pero sin suerte ni puntería. El Barcelona salvó con victoria un partido que, en el mejor de los casos, sólo había merecido empatar. En todo caso y con más pena que gloria, los de Setién se acuestan líderes a la espera de lo que haga el Real Madrid este domingo en el Villamarín.