El holandés, decisivo en la remontada de los de Koeman

El Barcelona baila al son de De Jong

Desde que De Jong ha vuelto a ocupar el puesto de centrocampista, el Barça juega a una marcha más produce y sufre menos sin la pelota

De Jong
De Jong celebra un gol esta temporada acompañado de Leo Messi. (AFP)

El FC Barcelona ha puesto una marcha más con el objetivo de salir campeón de la Liga Santander a finales de mayo. Ante el Villarreal fue otra muestra más de las virtudes que está sacando a relucir el Barça de Ronald Koeman en esta recta final de campeonato. Fue un inicio complejo, difícil para el holandés en un banquillo ciertamente desestructurado en el que urgían obras. Paulatinamente se fue generando ese cambio, esa estructura firme que ha permitido que los culés hayan ido encontrado una solidez en la que creer en este tramo final de campaña.

Al son de Frenkie De Jong está comenzando a bailar este Barça. En las últimas jornadas, el centrocampista ha vuelto a su hábitat natural, a su lugar de crecimiento, a ese espacio donde había comenzando a explotar todas sus cualidades con la blaugrana puesta. La recuperación de varios de los centrales como Araujo y Piqué ha permitido a Koeman devolver su sitio ideal a De Jong, a la medular junto a los jugones, donde se le permite correr libremente, con espacios, donde explota su cada vez más notable condición física.

«Jugaré donde el equipo y el técnico más me necesiten», decía hace varias semanas De Jong, justamente antes del Clásico ante el Real Madrid. Aquel sería la vuelta al centro del campo del holandés tras unas declaraciones en la que, pese a mostrarse listo para cualquier necesidad en el once titular, no se veía jugando mucho tiempo como zaguero: «He dicho siempre que prefiero jugar en el centro del campo, pero si tengo que jugar en otra posición, lo haré sin problemas. Lo que sí es cierto es que no me veo jugando de central el resto de mi carrera».

Ante el Villarreal, De Jong volvía a jugar desatado tras varios partidos en la medular. El equipo volvía a bailar a su son, a su ritmo frenético e incansable. Su agitación, su constante tensión futbolista permite al equipo ir a una marcha más en cualquier momento. Muestra de ello fue la rápida reacción de los culés tras el gol inicial del Submarino Amarillo. Esta vez fue Griezmann el ejecutor, el encargado de poner los goles y darle la vuelta al marcador. Pero el tempo y ritmo de Frenkie dicen mucho, no solo están moviendo la bola Pedri o Messi, los magos, si no también el holandés y su eléctrica intencionalidad: siempre que puede rompe líneas y avanza con el balón cosido al pie.

Los números de De Jong

Frankie hizo números muy loables ante el Villarreal, donde pese a no aparecer entre los asistentes o goleadores del partido, tuvo un espacio destacado en la efectividad y el acierto. Frankie acometió 57 pases durante todo el partido, de los que solo falló cinco (91% de acierto) y entre los que estuvieron tres pases de gol de altísimo nivel. Además, su efectividad fue más allá con los regates, que acertó con los cuatro que intentó (4/4) y también sus tackles, todos con éxito (3/3). Un disparo al larguero entre los tres que intentó –tantos como Messi–. Además, fue el jugador tras Mingueza y Lenglet, los dos jugadores que inician la posesión y salida del balón, que más veces tocó la pelota durante los 90 minutos en el Estadio de la Cerámica.

El holandés fue capaz de estirar al Barça en los momentos de mayor tensión, de dar cierto momento para respirar, para tomar aire y pensar. Sus kilómetros son incuestionables, así como su papel también en tareas defensivas. De Jong aparece siempre la ayuda, tapa boquetes y limita los errores de otros compañeros. Su intensidad y velocidad permiten sumar no solo en ataque, sino también muchos dígitos en defensa.

El último toque suyo que dejó en el partido por poco acabó en gol. Fue tras una asistencia de Dembélé, que volvía al ruedo, cuando el holandés se pudo enfrentar en un mano a mano contra Asenjo. El meta salía rápido para tapar cada espacio al que podía apuntar De Jong. Fue el centrocampista el que se inventó una picadita de categoría con la que sobrepasar al guardameta pero el gol no llegaría.

El Barça cada vez habla más el idioma de De Jong, eso asegura un sacrificio y un físico que el club culé parecía no desarrollar. El holandés hace mejor a sus compañeros y él mismo crece a un ritmo que le colocará dentro de poco entre los mejores de su posición. Queda De Jong para rato.

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