BARCELONA VS ALAVÉS

Batacazo de campeonato

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Neymar se lamenta de una ocasión fallada. (AFP)

Pocos podían imaginar que el Alavés sacara algo positivo de su visita a la Ciudad Condal y mucho menos llevarse la victoria. Les tenía que salir un partido perfecto. Y les salió. Bien es cierto que las decisiones de Luis Enrique en torno a la alineación inicial ayudaron bastante a ello. El asturiano, de una tacada, se encargó de que el banco de suplentes del Barcelona destilase grandeza y diamantes. Messi y Luis Suárez lo adornaban. Llamativo pero comprensible ya que el uruguayo venía de jugar dos partidos completos con su selección y de muchas horas de avión. El argentino, por su parte, abandonó la concentración albiceleste por culpa de unas molestias en el pubis.

Así que debutó Alcácer, que estuvo voluntarioso aunque algo inquieto y desubicado. Y debutó, esta temporada, Neymar. Con el pelo rubio platino, en solidaridad con Messi, el brasileño retornó al Camp Nou tres meses después. Sin su habitual compañía, debía ser él quien pusiera la magia, el atrevimiento y los goles. Y esa fue su intención desde el principio, con un Barcelona claramente dominador pero que creó poco peligro.

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Messi y Suárez se rien en el banquillo. (EFE)

Lo intentaba Arda, rejuvenecido en este inicio de campaña, intentando buscar en Denis Suárez un cómplice en la elaboración de la jugada, pero los únicos acercamientos claros de los culés se producían (¡quién lo diría!) a balón parado. La tuvo Busquets en un remate de cabeza y la misma suerte corrió Rakitic minutos después. Los chicos de Pellegrino se defendían con la intención de buscar un contragolpe hacia la portería de Cillessen. Pero no encontraban la forma.

Los minutos transcurrían y Luis Enrique comenzaba a mirar al banquillo, seguro de que si necesitaba enderezar la situación en algún momento, sus recambios eran inmejorables. Y, contra todo pronóstico, pronto se dio ese escenario porque en una jugada aislada, en la banda izquierda, un dos para uno contra Digne sirvió para que Kiko Femenía se vengara de su pasado culé y asistiera a Deyverson que solo tuvo que meter la punta de su bota izquierda para batir al recién llegado portero holandés.

Resultado en contra y caras de circunstancias en los blaugrana que, casi sin tiempo para reaccionar, se encontró con la primera oportunidad para empatar en la cabeza de Neymar. Pero el balón salió a la izquierda del ex madridista Pacheco cuando la primera parte agonizaba. Los jugadores se fueron a descansar y en el vestuario blaugrana sabían que tocaba remontada. No quedaba otra si querían evitar que la afición se llevara el primer disgusto de la temporada en la tercera jornada.

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Deyverson celebra su gol en el Camp Nou. (EFE)

Empate Mathieu a balón parado

Y surtió efecto porque tras la reanudación, Mathieu –ya recuperado de su lesión- anotó el empate tras córner botado por Neymar. Empate y ya llovía menos en Can Barça pero Luis Enrique, por si acaso, puso a calentar a Messi. Los culés continuaban dominando ya con la tranquilidad de no verse por debajo en el marcador pero se atascaban al llegar a la zona de influencia. Alcácer lo intentó en ese movimiento tan suyo de adelantarse al defensa. Pero cruzó demasiado el balón.

El técnico asturiano estaba inquieto y mandó a ejercitarse también a Iniesta y Luis Suárez. Al final, iba a tener que usar toda su dinamita. Primero salió Messi, que lo intentó de falta directa con su dolorido pubis. Y dos minutos después, Iniesta reaparecía tras su lesión en la Supercopa de España. Pero los vitorianos, sólidos en defensa y lejos de amedrentarse, apuraban sus opciones en ataque. Y en una de estas, Ibai consiguió plantarse delante de Cillessen tras un rebote y volvió a implantar el pánico en el Camp Nou cruzando el tiro y batiendo al holandés. Luis Enrique, en estado de histeria, sacó a Suárez por Alcácer, que firmó un gris debut. Ya estaba toda la artillería en el césped. No había más. Sin embargo, nada cambió. El Barcelona, empeñado en entrar por el centro, se chocaba una y otra vez con la defensa del Alavés, especialista desde hoy en despejar diagonales.

El acoso era territorial pero no futbolístico. Los de Pellegrino, además, ya aguantaron carros y carretas en la primera jornada cuando puntuaron en el Calderón. Saben hacerlo y lo volvieron a demostrar. Se empleaban con dureza en defensa. Dureza bien entendida. Y el Barcelona descontaba minutos del reloj, se enervaba en bloque y a Luis Enrique ya no le convencían ni los tres minutos que Melero López tuvo a bien añadir. Messi la tuvo, como siempre, con el tiempo ya cumplido. Pero su disparo, que era como un pase a la red, se marchó desviado. Y el Alavés tomó el Camp Nou en su vuelta a primera para sorpresa de todos. De ellos también. Cundían los abrazos entre los vitorianos y las caras de incredulidad entre los culés. Tres jornadas de Liga: primer tropiezo del Barcelona y segunda machada del Alavés.

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