Bale marcó el gol del siglo en la final de la Champions
Espectacular. A la altura de lo que Zidane hizo en Glasgow un ya lejano 15 de mayo de 2002. Superior a la obra de arte que consiguió Cristiano Ronaldo en Turín. Lo que hizo Gareth Bale ante el Liverpool en Kiev es una bestialidad. El gol de los goles. El mejor de la Champions. Por el momento, por la situación, por lo que significaba, el mejor de toda la historia de la mejor competición de clubes de fútbol.
El Real Madrid caminaba hacia la Decimotercera en una final de locura. En un partido en el que cada momento pasaba algo. Los blancos se adelantaban con un gol de Benzema propiciado por un fallo grotesco de Karius. A continuación, empataba Mané a balón parado. Y después, llegaba la bestialidad de Bale.
Marcelo ponía un centro fuerte y a media altura, no era sencillo de rematar de cabeza, pero el de Cardiff decidió hacer una brutalidad. Se elevó al cielo de la capital ucraniana, armó las piernas, se lanzó a por la chilena y la coló por la escuadra de la meta inglesas.
Su genialidad la retocaría minutos después con otra diana. Un disparo desde larga distancia sin mayores complicaciones dejaba retratado a un Karius que volvía a fallar estrepitosamente para dar la Decimotercera al Real Madrid.
Bale ha firmado un cuadro de genio en su temporada más difícil. No fue titular en la final, al igual que en todo el curso. Ya no es un fijo para Zidane y es el futbolista con más papeletas para abandonar el club este verano. Pero en el día de los días lo volvió a hacer. Como en Lisboa marcando el 2-1, como en Milán siendo el mejor y marcando su penalti en la tanda. Otra vez volvió a ser clave en el partido de los partidos. En la final de la Champions. El fútbol jamás dejará de sorprendernos.