Bale guía a cuartos a Gales en un partido de rugby

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Bale celebra junto a Ramsey el gol que dio el pase a cuartos. (Getty)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Gales firmó una histórica clasificación para los cuartos de final de la Eurocopa en su primera presencia en el torneo continental a costa de una Irlanda del Norte conservadora que demostró no ser merecedora de acceder a la fase final del campeonato. Un chispazo de Bale decantó un partido que asemejó un homenaje al pelotazo y a la patada con el árbitro Martin Atkison como cómplice de las tarascadas de los norirlandeses.

El duelo no estaba pensado para finos estilistas. Los pelotazos previstos se multiplicaron por el afán de los partidarios de Remain –los irlandeses– de atar en corto a la tripleta brexista compuesta por Bale, Ramsey y Allen y no arriesgar nada. El dominio de posesión de los rojos carecía de peligro sin los chispazos de sus tres estrellas.

Irlanda del Norte sabía que debía aprovechar sus escasas llegadas y así remató todos acercamientos que tuvo. Unos con mayor puntería y otros con menos que el guardameta del Crystal Palace, Hennesey, se encargó de desbaratar haciendo alarde de reflejos y de seguridad por alto.

Gales tuvo su opción más clara en la primera mitad en el minuto 18 cuando el tanque Vokes bajó un pelotazo y habilitó a Ramsey para que abriese el marcador. Hubiese sido cuanto menos curioso que el jugador del Arsenal, especialista en marcar cuando ocurren acontecimientos trágicos, consiguiese el tanto, pero el árbitro Atkison lo anuló por claro fuera de juego del mediapunta.

Con ese bagaje, y con un par de patadas a Bale, se marchó una Gales al descanso que tenía que encontrar nuevas alternativas. Los servicios de sus laterales, Gunter y Taylor, habían sido nefastos para que los arietes pudiesen cazar alguna, mientras que Irlanda del Norte aguardaba a un error del rival ante su escaso nivel de juego.

Poco cambiaron la cosas en la segunda mitad. Gales tenía el balón y las ocasiones, mientras Irlanda del Norte presentaba una presión fuerte en tres cuartos de cancha. El partido parecía abocado a ser resuelto por un golpe de genialidad o un remate a un centro.

Bale se fabricó la falta que dio la ocasión más clara a Gales hasta la fecha obligando a una tremenda intervención de McGovern. Se ve que el portero irlandés ya se había estudiado los dos goles de falta logrados por el jugador del Real Madrid, puesto que apareció en el lugar propicio en el momento exacto.

La entrada de Robson-Kanu y de Williams concedió una mayor movilidad a los galeses, que poco a poco fueron encerrando a Irlanda del Norte en su marco. Pese a que los remates no llegaban, tanto centro al área de los rojos iba a terminar por dar sus frutos.

El gol llegaría después de que Ramsey pudiera pensar por un momento en todo el encuentro y localizara a Bale abierto en la banda izquierda para un centro franco. El extremo madridista colgó un balón envenenado con un bote en dirección a Robson-Kanu para que lo empujara, pero justo cuando el ariete iba a meter la bota apareció McAuley a la desesperada para introducir en su despeje el balón en propia meta.

Gales no pasó mayores apuros hasta el final del partido. Básicamente porque Irlanda del Norte no sabía que hacer con el balón y sintiéndose satisfechos con lograr llegar a esta fase. Estos octavos de final tuvieron el nivel, siendo generosos, de un partido de clasificación para la Eurocopa en lugar de uno de fase final.

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