El Atlético sigue a todo gas
El Atlético de Madrid venció por 2-0 al Villarreal en el partido correspondiente a la jornada 25 de la Liga Santander. Álvaro Morata abrió la lata y consiguió su primer gol con la camiseta rojiblanca y Saúl cerró la victoria en los últimos minutos con un gol de bella factura
El Atlético de Madrid se impuso al Villarreal por 2-0 en el Metropolitano gracias a los goles de Álvaro Morata y Saúl Ñíguez. Esta victoria le vale a los del Cholo Simeone para sumar tres puntos vitales para seguir en la lucha por la Liga y que, tras la victoria contra la Juventus, hace que los rojiblancos vayan a todo gas en este último tramo de la temporada.
Noche de Oscars, pero tarde de fútbol en el Metropolitano. El Atlético, que el pasado miércoles se hubiera llevado el premio a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Reparto, Mejor Edición y hasta Miss Simpatía, tenía delante a un Villarreal con el que tenía que esforzarse, porque ya saben, el fútbol es presente y cada partido no tiene nada que ver con el anterior. El feudo colchonero quería una película con final feliz, de esas en las que Frodo destruye el anillo, Tony Soprano se libra del FBI o con Roger y Anita encontrando a los dálmatas y, en este caso, con el cuadro rojiblanco llevándose la victoria.
Para ello, el Cholo Simeone escogió a sus once estrellas para salir a enfrentarse al conjunto castellonense. Morata salió de inicio con Antoine Griezmann, con Lemar, Koke, Saúl y Rodri en la medular ejerciendo de guardaespaldas. La defensa la formaban Arias, Giménez, Savic y Filipe Luis y en la portería estaba Oblak, que no tardó ni en diez minutos en clavar su papel. Una ocasión de Toko Ekambi, que se plantó solo delante del esloveno, terminó con una parada salvadora -con los pies- de SuperJan.
A la tercera va la vencida
De la misma forma respondió Asenjo diez minutos después tras una jugada ensayada del Atlético. Griezmann saca una falta picándola para Saúl, el pequeño de los Ñíguez la cuelga y Morata suelta una volea ajustada al palo que obliga al palentino a volar y evitar lo que podría haber sido el primer gol de Álvaro como futbolista rojiblanco. No pudo hacerlo en el siguiente intento del delantero internacional, que culminó una gran jugada colectiva que no la hubieran firmado ni los de Ocean’s Eleven. Centro sutil de Filipe y el madrileño la empala para ajustarla al palo. A la tercera va la vencida y la celebración iba dedicada para sus amigos del VAR. Todo OK, Álvaro.
El Submarino Amarillo trataba de encontrar su oportunidad a la contra, pero si no era Oblak era la zaga colchonera. Los de Javi Calleja están más cerca del fondo que de la superficie en la clasificación de la Liga y veían como se llegaba al intermedio con otro resultado adverso en el marcador y con veinte mil leguas por delante para lograr la permanencia pese a la gran tripulación que el Villarreal tiene en su Nautilus. Y es que delante estaba un Atlético que no estaba haciendo un juego como frente a la Juventus, pero que era suficiente para ser justo ganador al intermedio e iba en uno de los coches tuneados de A todo gas.
Saúl se suma a la fiesta
Ya en el segundo acto, al Villarreal le costaba más salir jugando al toque que a Harry Potter acabar con Voldemort. Y en la primera que consiguió, no supo rematar, como le pasaba también al joven mago. Bacca caracoleó dentro del área pero su disparo se estrelló en la defensa del Atlético, que no quería concederle ni una al conjunto rival. Los de Calleja también se daban un aire a los Warren: sabían que el peligro estaba ahí y fueron valientes en busca del empate. Las consecuencias, dos contragolpes que brindaron a Diego Costa -había entrado por Morata- sendas ocasiones claras que desaprovechó.
Y como no hay dos sin tres, Diego Costa estuvo a punto de hacer el segundo gol de la tarde, pero Asenjo se entrometió en su camino. Una falta que bota Griezmann y a la que la pantera fue con todo, pero se topó con los puños del guardameta del Villarreal, marchándose el balón por línea de fondo. El Villarreal se atrevía, pero el hispanobrasileño seguía empeñado en hundir la flota visitante como si esto se tratase de la batalla de Master & Commander, pero la resistencia la ponía el arquero del Submarino.
Había que sudar para superar a Asenjo y no podía ser otro que el hombre de los golazos: Saúl Ñíguez. Por supuesto, participó Diego Costa con una asistencia propia de un quaterback. Un pase medido al milímetro para el ilicitano, que la pica ante la salida del guardameta del Villarreal y el balón se cuela en el fondo de la portería ante la mirada, desde abajo, de Víctor Ruiz. Un segundo gol que cerraba el partido, que daba los tres puntos a un Atlético que sigue compitiendo en La Liga de los hombres extraordinarios.