CHAMPIONS / JORNADA 2

El Atlético cae en Alemania tras otro robo arbitral

El VAR dejó sin sanción unas manos escandalosas en el área del Bayer en la primera parte

Con 0-0 dejó sin sanción un empujón en el área a Cunha para señalar una falta previa a Griezmann

El Leverkusen marcó sus dos goles al contragolpe en la recta final del partido

Muy mala producción ofensiva rojiblanca, con poquísimos remates a portería

El Atlético pidió penalti por una mano dentro del área del Leverkusen

Así te hemos contado el directo

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Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

El empujón de Hincapié a Cunha a los 75 minutos es interpretable. Las manos de Tabsoba en el área a los 22 son un clamor. Con el arbitraje ante la Real Sociedad y el penalti de Mario Hermoso ante el Oporto todavía calientes, la actuación de Michael Oliver y del VAR hoy en el BayArena es otro atentado contra el Atlético, que tiene motivos más que sobrados para levantar la voz. Fue un error -o lo que se quiera creer- que tuvo una importancia capital en el partido porque mantuvo con vida al Leverkusen, que acabó marcando dos goles al contragolpe en la recta final.

El resultado complica enormemente el futuro del Atlético en la Champions, sobre todo tras la goleada del Brujas en Oporto. El equipo pasa a ser ahora tercero de grupo y necesita puntuar en Bélgica la próxima jornada si, por supuesto, se lo permiten los árbitros, porque tras lo visto hoy hay razones para pensar mal. Son demasiados errores. Todos en contra, aunque también es cierto que apenas se disparó ante la portería adversaria. Y si no remata es difícil que se marquen goles.

Agarrándose como una lapa a su supervivencia en la Champions, el Leverkusen mudó la piel con la que frecuenta la Bundesliga y demostró que la descripción de Simeone del día anterior se correspondía fielmente con la realidad. Un equipo bien armado, preparado para vivir del contragolpe y dispuesto a frenar al Atlético, sobre todo a Joao, de la forma que fuera necesaria.

La primera parte fue en consecuencia un juego del gato y el ratón. Todos los alemanes contra el portugués, el más entonado del Atlético con diferencia, y que acabó yéndose al suelo una y otra vez ante la anuencia del árbitro inglés, que llevó demasiado lejos su política de «dejar jugar».  También es cierto que al menino le faltaron socios. Morata estuvo muy bien sujetado y por las bandas ni Llorente ni Saúl aportaron nada. Y menos aún Nahuel, que sigue decepcionando, y que tuvo muchos problemas para frenar al ecuatoriano Hincapié, protagonista de la jugada más peligrosa del Leverkusen en la primera parte, un centro desde la izquierda que Schick no remató de milagro.

Estaba el partido en tierra de nadie, sin veneno en ninguna de las dos portería, cuando a los 22 minutos el arbitraje volvió a azotar sin misericordia al Atlético. Tabsoba despejó el balón con la mano en el área alemana de una forma tan clara como indiscutible. Todos los jugadores rodearon a Michael Oliver y el inglés pidió que le dejaran espacio mientras el VAR revisaba la jugada. Ni un solo futbolista rojiblanco -ni alemán- albergaba la menor duda de que se señalaría penalti, pero ante la indignación de toda la parroquia española el colegiado ordenó seguir el juego. Es difícil encontrar un solo argumento que defienda que no es una acción punible porque el defensor extiende el brazo y va a por la pelota, pero ya hay pocos aficionados colchoneros que se sorprendan. Son ya demasiados «casos aislados».

El equipo se repuso como pudo de una acción tan surrealista y hizo lo que pudo para imponerse a un rival muy inferior, pero muy bien colocado. Felipe tuvo la mejor ocasión visitante en los primeros 45 minutos tras una acción de estrategia, pero en realidad ninguno de los dos porteros tuvieron motivos para quejarse. Grbic atrapó un disparo suave y lejano de Diaby y a Hrdecky Joao le hizo un verdadero regalo con un remate con el exterior desde fuera del área que no fue ni potente ni colocado. Pocos argumentos en realidad para que el marcador se moviera en la primera parte si descontamos, por supuesto, el penalti no señalado.

De Paul reemplazó a Saúl en el arranque de la segunda parte, pero el argentino no había tenido ni la oportunidad de tocar la pelota cuando el partido se agitó de verdad. A los 48 minutos Felipe cometió un pecado mortal y favoreció un ataque letal del Leverkusen. Schick encaró a Grbic, remató al travesaño y el rebote le cayó a Hlozek, que sin portero cabeceó a la base del poste. El Atlético se salvó de milagro del primer gol de la noche, pero entró en depresión mientras su enemigo alemán recuperaba la fe en la victoria. El equipo empezó a pasarlo mal y Simeone consultó el reloj para ver cuánto faltaba hasta el minuto 61. La espera se hizo eterna.

Griezmann y Carrasco pisaron por fin el campo para darle oxígeno a un Atlético que apostó fuerte con los cambios. Nahuel y Reinildo se fueron al banquillo y el equipo ganó metros para ir a por los tres puntos. Con tanto talento desparramado sobre el césped el partido no tardó más que un par de minutos en cambiar de aspecto. El Bayer lo percibió de inmediato y bajó el pie del acelerador. A los 67 minutos De Paul obligó a Hlozek a sacudirse la pereza y mandar a córner el primer remate rojiblanco peligroso de la segunda parte.

Seoane comprendió que tenía que mover el gallinero si no quería que el zorro se lo comiera todo y Frimpong se incorporó al partido para explotar sus virtudes de velocista. A los 70 minutos, tras un triple rebote, Felipe tuvo que jugarse el penalti para evitar el gol de Hlozek y poco después Kossouonou remató un córner con la cadera a la base del poste.

Con el partido frenopático Simeone agotó sus recursos en ataque. Correa y Cunha reemplazaron a Joao y Morata y aportaron piernas frescas a la recta final de una noche totalmente desbocada que entró en su recta final con todo por decidir y con Michael Oliver de nuevo en protagonista. Tal y como sucedió en San Sebastián el árbitro se olvidó de conceder la ley de la ventaja y señaló una falta sobre Griezmann en vez de un penalti claro de Hincapié sobre Cunha. El segundo de la noche.

Fue el epitafio del Atlético. A los 84 minutos Andrich soltó un disparo desde fuera del área al que no llegó Grbic y a los 87 Diaby aprovechó un contragolpe para marcar un segundo gol que convierte la noche alemana en una pesadilla provocada por un error flagrante del VAR que pudo haber cambiado el signo del partido.

 

 

 

 

 

 

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