¿Se te ha olvidado poner los garbanzos en remojo? El mejor truco para ablandarlos


Los garbanzos son uno de los alimentos más nutritivos que existen, los cuales aportan multitud de beneficios para la salud: regulan el tránsito intestinal, previenen enfermedades cardiovasculares, fortalecen el sistema inmunitario, etc. A la hora de cocinarlos, es indispensable poner los garbanzos en remojo para reducir el tiempo de cocción. Además, el remojo los hidrata y reduce su contenido en saponinas, taninos y fitatos, que pueden dificultar la absorción de algunos minerales, como el calcio o el hierro.
Sin embargo, puede suceder que se te olvide poner los garbanzos en remojo la noche anterior. Cuando te ocurra esto, no te preocupes porque existe un truco muy sencillo y efectivo para hidratarlos y que queden como si hubieran estado toda la noche en remojo. Es tan simple como añadir una cucharadita pequeña de bicarbonato de sodio por cada 100 gramos de legumbre seca que utilices durante la cocción.
Un truco muy popular que solo requiere un ingrediente extra en la cocción de los garbanzos para que estos se ablanden aunque no hayan estado en remojo. También puedes aplicarlo con el resto de legumbres, como lentejas o alubias.
Los mejores consejos para cocer los garbanzos
El remojo siempre se hace con agua templada y fuera de la nevera durante 12 horas. Pasado el tiempo de remojo, escurre los garbanzo y lávalos con abundante agua.
Para que queden blandos y con una textura cremosa y suave, es fundamental que el agua de cocción tenga poco contenido en calcio y magnesio. Por este motivo, es recomendable utilizar agua mineral en lugar de agua del grifo.
Lo normal para cocer legumbres es hacerlo en agua fría, pero en el caso de los garbanzos tienes que utilizar agua hirviendo para que estén tiernos sin deshacerse. Pon agua al fuego y, una vez empiece a hervir, añade los garbanzos. Tanto si los cueces en olla a presión como en olla tradicional, recuerda que el agua debe sorbrepasar 3 centímetros los garbanzos.
Cuece a fuego alto durante cinco minutos para eliminar impurezas. A continuación, retira la espuma y continúa la cocción a fuego lento para evitar que los garbanzos se despellejen. El tiempo de cocción depende en gran medida del tipo de garbanzo, pero lo habitual es que sea de 45 minutos en olla a presión y 2 horas en olla tradicional.
Y, por último, recuerda que la sal siempre se añade al final de la cocción. De lo contrario, retardará la cocción y la piel se endurecerá.