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Soy jardinero y éste es el motivo por el que nunca más deberías plantar hortensias

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuidar de un jardín no es simplemente plantar flores al azar y esperar a que florezcan. Es, más bien, una tarea compleja que requiere planificación, conocimiento y sensibilidad ante los cambios de la naturaleza. Cada jardín es un pequeño ecosistema que debe adaptarse a su entorno: al tipo de suelo, al régimen de lluvias, a la exposición solar y, sobre todo, a las condiciones climáticas. En los últimos años, estas condiciones han cambiado de forma drástica, y con ello, muchas de las especies más populares están empezando a tener problemas para sobrevivir, como las hortensias.

Aunque durante décadas han sido una elección clásica en jardines de media sombra y clima templado, hoy en día los jardineros desaconsejan su plantación. No se trata de una moda o capricho, sino de una respuesta lógica a un problema real: las hortensias no soportan las condiciones climáticas actuales, y mantenerlas sanas se ha convertido en una tarea titánica, ineficaz y muchas veces, insostenible.

El fin de una era para las hortensias

Durante mucho tiempo, las hortensias fueron consideradas un símbolo de frescura y elegancia en los jardines. Su capacidad de cambiar de color según el pH del suelo (del azul profundo al rosa intenso) fascinaba tanto a expertos como a aficionados. Sin embargo, las olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas, han hecho que estas plantas, originarias de climas húmedos y moderados, no puedan resistir.

En muchas zonas de España y otras regiones del sur de Europa, la temperatura estival ha superado récords históricos. Durante los veranos de 2022 y 2023, varios jardineros experimentados reportaron la pérdida de hasta el 70% de sus hortensias, incluso cuando se encontraban situadas en zonas de sombra y se regaban a diario. Los síntomas eran claros: hojas chamuscadas por el sol, flores secas antes de tiempo y tallos debilitados.

Cabe señalar que las hortensias son plantas exigentes que necesitan un suelo bien drenado pero constantemente húmedo y sombra parcial. Esto, que antes era posible en muchas regiones con climas más moderados, se ha vuelto cada vez más difícil. Ahora, incluso zonas que antes eran aptas para su cultivo, como Galicia o el norte de Castilla y León, están experimentando veranos más secos y calurosos.

Signos de alerta

Cuando una hortensia comienza a deteriorarse, los síntomas no siempre se interpretan correctamente. Muchos creen que se trata de una mala poda, una carencia de fertilizante o el ataque de una plaga, cuando en realidad el problema suele ser más profundo: el entorno ya no es el adecuado para la planta. El cambio climático ha alterado las condiciones a tal punto que, incluso con los cuidados habituales, la hortensia no logra prosperar.

Algunas señales visibles incluyen hojas que se arrugan, se secan o presentan bordes quemados por el sol. Las flores pierden su viveza, se marchitan antes de abrir por completo o cambian de color de forma irregular. Los tallos se vuelven frágiles y curvados, incapaces de sostener la floración. Además, es habitual que el crecimiento se detenga, incluso cuando la planta recibe riegos y sombra parcial. Estos síntomas son una advertencia clara: la hortensia está sufriendo y necesita un entorno más favorable para sobrevivir.

Consejos para adaptar tu jardín al nuevo clima

Si ya te has convencido de que es momento de dejar atrás las hortensias, no es necesario hacerlo de forma drástica. Este cambio, más que una renuncia, puede convertirse en una oportunidad para renovar el espacio verde de manera más eficiente, sostenible y adaptada a las nuevas condiciones climáticas. Para dar el paso con seguridad y sin arrepentimientos, lo primero que debes hacer es observar detenidamente tu jardín. Evaluar cuánta luz solar recibe a lo largo del día, el tipo de suelo que tienes y la disponibilidad de agua es fundamental para tomar buenas decisiones.

Una vez que conozcas mejor tu entorno, es recomendable optar por especies autóctonas o adaptadas al clima de tu zona. Estas plantas, al estar más acostumbradas a las condiciones locales, suelen requerir menos cuidados y resistir mejor las sequías o el calor extremo. Además, agrupar las plantas según sus necesidades de riego y exposición solar facilitará enormemente el mantenimiento diario y evitará errores que podrían debilitarlas.

Por otro lado, es importante apostar por la diversidad vegetal. Un jardín con distintas especies no sólo es más bonito, sino que también es más resistente frente a enfermedades, plagas o cambios bruscos de temperatura. Finalmente, en lugar de eliminar todas las hortensias de golpe, lo ideal es hacer el cambio de manera gradual. Así podrás observar cómo se adaptan las nuevas especies y modificar tu diseño con más confianza, sin poner en riesgo el equilibrio general de tu jardín.

En definitiva, el clima ya no es el mismo, y nuestros jardines deben adaptarse. Despedirse de las hortensias no es perder belleza, sino abrirse a un paisaje más sostenible, resiliente y armonioso con la naturaleza cambiante.

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