El pueblo de España lleno de cuevas que parece sacado de una película


En el corazón de Granada, lejos del bullicio turístico de la Costa del Sol o de las rutas más transitadas de Andalucía, existe un lugar que parece detenido en el tiempo. Se trata de Guadix, un municipio que, aunque aún permanece bajo el radar para muchos viajeros, guarda un patrimonio histórico y natural difícil de igualar. Considerado por muchos el pueblo más bonito de España, aquí las montañas no sólo marcan el horizonte, sino que forman parte del hogar.
Las casas no se alzan sobre la tierra, sino que se hunden en ella, formando un paisaje mágico donde las chimeneas surgen del suelo como testigos de una vida íntima con el entorno. No se trata solo de ver paisajes bonitos o dormir en una casa distinta, sino de reconectar con formas de vida que valoran lo simple, lo duradero y lo auténtico. Las casas cueva, las montañas rojizas, el silencio de sus noches y la hospitalidad de sus vecinos conforman una experiencia difícil de describir y aún más difícil de olvidar. Visitar Guadix no es simplemente viajar: es aprender a mirar de otra manera.
Guadix, el pueblo más bonito de España
Guadix sorprende desde el primer vistazo. Las formaciones arcillosas que rodean el municipio adquieren tonalidades que varían con la luz del día, creando un espectáculo visual continuo. Los cerros rojizos, modelados durante siglos por la erosión, se entremezclan con viviendas excavadas directamente en la tierra. No son ruinas ni reliquias del pasado: más de 2.000 de estas casas cueva siguen habitadas, manteniendo un modo de vida que ha sabido adaptarse al presente sin traicionar su origen.
Recorrer el barrio de cuevas es como caminar por un pueblo dentro de otro. Las calles no siguen un patrón fijo, sino que serpentean entre montículos, pequeñas lomas y chimeneas encaladas. Las fachadas blancas contrastan con la tierra rojiza, y las puertas abiertas invitan a la curiosidad. Muchas de estas viviendas se han acondicionado como alojamientos turísticos que respetan la arquitectura tradicional y ofrecen una experiencia inmersiva, distinta a cualquier hotel convencional.
La vida bajo tierra: tradición y confort
A primera vista, la idea de vivir dentro de una cueva puede parecer extraña. Sin embargo, basta pasar unas horas dentro para comprender su sentido práctico. Las casas cueva mantienen una temperatura constante durante todo el año, entre 18 y 20 grados, gracias a la masa térmica de la arcilla que las recubre.
Esto significa que son frescas en verano y cálidas en invierno, sin necesidad de grandes sistemas de climatización. Además, la acústica es sorprendente: el silencio es casi absoluto, interrumpido sólo por los sonidos de la naturaleza.
El interior de estas viviendas es más amplio de lo que se imagina. Aunque muchas conservan la estética rústica, con paredes encaladas y mobiliario artesanal, otras cuentan con todas las comodidades: conexión a Internet, cocinas completamente equipadas, baños con hidromasaje e incluso chimeneas decorativas. Esta combinación de tradición y confort convierte el alojamiento en una experiencia única.
Historia viva en cada rincón
Pero Guadix no es solo cuevas. Su riqueza histórica es tan profunda como sus raíces geológicas. Fundada sobre los restos de la ciudad romana de Acci, la localidad fue un importante enclave durante la época islámica, y posteriormente, tras la conquista cristiana, adquirió una nueva configuración urbana. Cada etapa dejó huellas que hoy conviven en armonía: desde la imponente catedral renacentista (construida sobre una antigua mezquita) hasta la alcazaba árabe que corona el cerro y domina el paisaje urbano.
Las calles del casco antiguo de este pueblo de España están salpicadas de iglesias, conventos, palacios y restos de murallas que permiten leer la historia con solo pasear. Es fácil perderse por sus callejuelas empedradas, detenerse en una plaza tranquila o descubrir un antiguo aljibe escondido entre fachadas encaladas.
La oferta cultural de Guadix es tan diversa como su paisaje. El Centro de Interpretación de las Cuevas es una parada imprescindible para entender cómo se construyen, conservan y viven estas viviendas. También destaca la Ermita Nueva, una iglesia completamente excavada en la roca que funciona como espacio de culto y atracción turística.
Naturaleza y aventura al alcance
Quienes deseen complementar su estancia con actividades al aire libre encontrarán en Guadix un punto de partida perfecto. El entorno natural ofrece rutas de senderismo para todos los niveles, que atraviesan barrancos, bosques de encinas y miradores espectaculares. Una de las más recomendadas es la que lleva al Cerro de la Bala, desde donde se obtienen vistas inigualables del barrio de cuevas y, en días claros, del perfil nevado de Sierra Nevada.
En este pueblo de España también es posible explorar la zona en bicicleta de montaña, realizar paseos a caballo o, para los más atrevidos, practicar vuelos en globo que permiten apreciar la magnitud del paisaje desde el aire. La variedad de actividades convierte a Guadix en un destino ideal tanto para quienes buscan relax como para los amantes de la aventura.