Jamás metas esto en tu maleta si vas a volar a Ibiza: pueden confundirlo con un explosivo


Viajar durante el verano implica enfrentarse a aeropuertos llenos, largas esperas y maletas que se acumulan unas sobre otras en las cintas de equipaje. La escena es ya habitual en cualquier terminal: personas caminando con prisa, buscando su puerta de embarque o mirando las pantallas de vuelos. En este contexto de movimiento constante, cada detalle importa, y la maleta se convierte el compañero de viaje que debe pasar desapercibido, no causar problemas y, sobre todo, llegar al destino sin contratiempos.
Pero lo que muchos no saben es que hay prácticas aparentemente inofensivas que pueden convertirse en obstáculos durante el proceso aeroportuario. Desde añadir lazos de colores para identificar el equipaje, hasta dejar pegatinas de viajes anteriores, todo puede influir en la forma en que se procesa el equipaje. Lo más sorprendente, sin embargo, es que ciertos productos comunes (como el mazapán) pueden ser motivo de alerta para los controles de seguridad. En destinos como Ibiza, donde el tráfico aéreo se dispara en verano, evitar errores al hacer la maleta es esencial para evitar sustos o retrasos innecesarios.
No metas este objeto en la maleta si vas a viajar a Ibiza
En los meses de verano, miles de viajeros llegan cada día a aeropuertos como el de Ibiza. En plena temporada alta, todo se acelera: más vuelos, más maletas y más controles. La mayoría de los pasajeros busca formas de hacer el proceso más cómodo, sobre todo al recoger el equipaje facturado. Para evitar confusiones o retrasos en la cinta, es habituales ver maletas adornadas con cintas de colores, pañuelos atados al asa o etiquetas personalizadas. Son pequeños trucos pensados para identificar rápidamente una maleta entre decenas iguales.
Sin embargo, estas soluciones prácticas pueden convertirse en un problema técnico. Algunos aeropuertos han advertido que los accesorios colocados en el equipaje pueden interferir con los sistemas automáticos de escaneo. Estas máquinas están diseñadas para analizar el contorno de la maleta con precisión. Un lazo, una cuerda, una cinta o incluso un simple pañuelo pueden alterar la forma de la maleta lo justo como para que el sistema no pueda procesarla correctamente. El resultado es que ese equipaje debe ser retirado del circuito automático y revisado manualmente, lo que genera retrasos y, por ende, aumenta el riesgo de que no llegue a destino.
Pegatinas anteriores: el error más común
Otro de los elementos que puede causar interferencias en los sistemas de escaneo es algo que muchos viajeros ni siquiera consideran un problema: las etiquetas de vuelos anteriores. Muchos pasajeros dejan pegadas en sus maletas las etiquetas de facturación de otros viajes. Puede parecer inofensivo , pero en realidad es una fuente frecuente de confusión para los sistemas de clasificación automática.
Esas pegatinas, en especial las que contienen códigos de barras o información de rutas, pueden ser interpretadas por las máquinas como datos actuales, provocando errores en el sistema de distribución del equipaje. En el peor de los casos, la maleta se envía a otro destino o se retiene por error.
El dulce que puede activar las alarmas
Dentro de las recomendaciones de seguridad más sorprendentes, hay una que ha llamado especialmente la atención: no incluir mazapán en el equipaje facturado. Este dulce tradicional, elaborado principalmente con almendras molidas y azúcar, tiene una densidad que en los escáneres de rayos X se puede confundir con ciertos materiales explosivos. Aunque parezca inverosímil, su textura compacta y su aspecto opaco en las imágenes pueden levantar sospechas entre los agentes de seguridad.
Varios empleados aeroportuarios han confirmado que, ante la duda, las autoridades suelen proceder con precaución. Si el mazapán se encuentra dentro de una maleta facturada y no puede ser identificado claramente por los escáneres, es probable que se ordene su inspección manual.
Ibiza es uno de los destinos turísticos más visitados de España durante el verano. Miles de personas viajan allí en busca de sol, mar, música y descanso. Esta afluencia de pasajeros hace que los sistemas de seguridad del aeropuerto funcionen con máxima exigencia. Por eso, cualquier elemento que altere el proceso habitual de control es tratado con especial cuidado. Las maletas con lazos decorativos, pegatinas antiguas o productos inusuales son marcadas para revisión, no tanto por sospecha directa, sino por protocolo.
Lo curioso de todo esto es que la mayoría de los problemas descritos pueden evitarse con acciones muy simples. Quitar una etiqueta vieja, dejar el mazapán en casa o evitar adornar la maleta con objetos colgantes son gestos mínimos que pueden evitar retrasos, pérdidas o sustos innecesarios. En un mundo cada vez más automatizado, donde las máquinas procesan millones de datos en segundos, todo lo que dificulte su funcionamiento genera un efecto dominó que afecta a personas, vuelos y servicios.
Al final, aunque el viaje dure pocas horas, todo lo que ocurre en ese lapso puede marcar la diferencia entre una experiencia tranquila o una larga espera con maletas extraviadas.