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El ingenioso truco para evitar la acidez de los limones

Los limones son uno de los alimentos más utilizados en la cocina . De hecho, se utiliza para infinidad de recetas, desde la simple limonada, en sustitución del vinagre en las ensaladas, para dar sabor a las comidas, hasta la elaboración de postres. Las propiedades del limón y sus beneficios son bastante extraordinarios e insertarlo en la pequeña vida diaria solo puede hacer bien. Sin embargo, a veces son demasiado ácidos como para poder disfrutar de ellos. Por suerte existe un truco que es además fácil de aplicar y que te sorprenderá por su eficacia. Descubramos a continuación, el ingenioso truco para evitar la acidez de los limones.

El truco para evitar la acidez de los limones

El limón es rico en vitamina C y fibra en primer lugar, y otras sustancias como el ácido cítrico, que es esencial para el cuerpo. El limón ayuda a:

Sin embargo, los amantes del limón saben que en la nevera o en la despensa no dura para siempre, y por tanto, ¿cómo es mejor guardarlo? Los más experimentados lo congelan y he aquí por qué.

Por qué congelar limones es un paso obligatorio

Congelar limones puede ser muy útil si no quieres desperdiciar ni una gota de su jugo, pero también es algo que nos va a servir para poder evitar lo que ya hemos comentado: la acidez del limón.

Al colocar un limón en el congelador, su sabor cambia, volviéndose menos ácido y además un snack saludable perfecto para comer como helado si te apetece. Meter un limón en el congelador cambiará el sabor y además lo hará más comestible para los paladares más quisquillosos.

Su acidez disminuye aunque la recupera lentamente a medida que se descongela. La parte más importante del limón, contrariamente a lo que se cree, no es su jugo sino la cáscara . De hecho, contiene casi el doble de las vitaminas que contiene su jugo. Un poco de ralladura de limón puede marcar la diferencia en el plato y en el cuerpo.

Para usar la ralladura de limón congelada de la manera correcta, primero debes lavar cuidadosamente el limón que acaba de sacar del congelador con agua corriente. Toma el limón en la mano y con un rallador, raspe la superficie del limón para espolvorear el plato en cuestión. También sabrá más sabroso que cuando está descongelado.