Tierra

Científicos descubren las consecuencias mortales que podrían sufrir los humanos si la tierra dejase de rotar

Científicos descubren las consecuencias mortales que podrían sufrir los humanos si la tierra dejase de rotar
Científicos descubren las consecuencias mortales que podrían sufrir los humanos si la tierra dejase de rotar

A pesar de los avances científicos, son muchos los secretos que guarda nuestro planeta. Como especie, nos hemos planteado numerosas dudas sobre qué pasaría si la Tierra dejase de rotar o lo hiciera de una forma diferente a la que conocemos. Probablemente nunca tengamos una respuesta cierta, pero una investigación ofrece algunas conclusiones.

El movimiento de rotación que describe el tercer planeta del Sistema Solar es indispensable para nuestras funciones orgánicas. Suponiendo que por algo la Tierra dejase de girar, las consecuencias que sufriríamos los seres humanos podrían ser importantes.

Las consecuencias para los humanos si la tierra dejase de rotar

Si alguna vez has experimentado un accidente de tráfico, independientemente de sus proporciones, sabrás que por inercia aquellos elementos que se encuentran dentro del vehículo salen desplazados hacia adelante. Muchas veces son despedidos. Especulando con la detención repentina del planeta, lo primero que pasaría sería que saldríamos despedidos a una altísima velocidad. Todo, absolutamente todo, lo que hay alrededor nuestro también se desprendería del suelo. No sobreviviríamos de ningún modo.

Hay que recordar que el ecuador de la Tierra gira a una velocidad de casi 1800 km/h, por lo que podemos imaginar que sería grave detenernos de repente. Claro que a medida que avancen los objetos voladores se irían deteniendo, pero los daños serían irreversibles en la mayoría de los casos. Eso sí, no abandonaríamos la órbita terrestre: se requiere mayor más velocidad aún.

Un escenario apocalíptico

Una vez que los objetos voladores se detuvieran definitivamente, lo que quedaría frente a los ojos de los poquísimos y afortunados sobrevivientes sería un escenario apocalíptico. Habría vientos huracanados, maremotos y terremotos, y otros fenómenos naturales difíciles de evitar. Con los días, al esfumarse la fuerza centrífuga, los continentes se acercarían al ecuador y los mares quedarían cubriendo las zonas cercanas a los polos. Y por si eso fuera poco, las nociones del día y la noche desaparecerían por completo.

El lado del planeta que quede de espaldas al Sol se enfriaría rápidamente mientras que el que quede de frente se sobrecalentaría. Prácticamente todas las maneras de vivir que se han registrado a lo largo de la historia se volverían imposibles en semejantes condiciones. Al irse el campo magnético, no tardarían en afectarnos los rayos cósmicos ni las tormentas solares severas.

En ese estado de las cosas, la extinción de los humanos y de casi todas las especies animales sería sólo cuestión de semanas.

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