Caminar después de comer unos minutos reduce la hinchazón de estómago y los niveles de azúcar en sangre
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Caminar está ganando popularidad no solo por sus beneficios para la longevidad y la pérdida de peso, sino también por su impacto en la salud más allá de la báscula. Se ha demostrado que caminar después de comer puede ser beneficioso para mejorar los niveles de azúcar en sangre.
Un metaanálisis publicado en la revista ‘Sports Medicine’ respalda esta idea, sugiriendo que una caminata ligera de unos dos a cinco minutos después de una comida puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre, lo cual es especialmente relevante considerando el hábito común de reposar después de comer, que tiende a aumentar los niveles de azúcar al estar sentados.
Por qué deberías salir a caminar después de comer
La investigación ha revelado que permanecer sentado durante periodos prolongados puede provocar picos recurrentes en los niveles de azúcar en sangre, lo cual puede ser perjudicial para la salud. Sin embargo, realizar un poco de movimiento full-body puede ayudar a reducir estos niveles de azúcar.
Caminar o estar de pie son opciones efectivas para este propósito, aunque caminar parece tener un impacto más positivo debido a las contracciones musculares que estimulan una mayor absorción de glucosa, reduciendo así la necesidad de secreción de insulina por parte del cuerpo.
Además, se recomienda hacer pausas cada 30 minutos si pasas mucho tiempo sentado durante el día, como una medida adicional para mantener niveles saludables de azúcar en sangre.
Beneficios
Salir a caminar después de comer ofrece una serie de beneficios significativos para la salud. En primer lugar, diversos estudios, como los publicados en revistas como ‘Diabetes Care y Sports Medicine’, han demostrado que caminar después de comer puede reducir los niveles de azúcar en sangre, lo que contribuye a un mejor control glucémico y puede ayudar en la pérdida de peso.
Además, investigaciones, como la publicada en ‘International Journal of General Medicine’, sugieren que caminar inmediatamente después de una comida es más efectivo para perder peso que esperar una hora para empezar a moverse.
Otro beneficio importante es que caminar después de comer ayuda a mejorar la digestión. Según un estudio publicado en ‘Gastroenterology and Hepatology from Bed to Bench’, esta actividad puede acelerar el proceso de digestión, reduciendo molestias gastrointestinales como eructos, gases, hinchazón y calambres. Además, puede limitar la interacción con bacterias intestinales y disminuir la acumulación de gas.
Por último, también puede mejorar el estado de ánimo. El ejercicio físico, incluso en forma de caminata corta, estimula la producción de endorfinas, serotonina y dopamina, neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y promueven emociones positivas. En resumen, salir a caminar después de comer no solo puede ayudar en la gestión del azúcar en sangre y el peso, sino que también puede beneficiar la digestión y el bienestar emocional.
Las claves para perder peso
Para lograr una efectiva quema de grasa al caminar, es esencial mantener un ritmo constante que permita sostener una conversación sin jadear, como lo explica Margit Rüdiget en el libro ‘En forma’. Este enfoque moderado de ejercicio aeróbico posibilita que el cuerpo utilice oxígeno para metabolizar las grasas, en contraposición al esfuerzo anaeróbico que tiende a utilizar predominantemente glucosa como fuente de energía. Para determinar la intensidad adecuada, se recomienda calcular la frecuencia cardíaca máxima y asegurarse de que la velocidad de la caminata o carrera alcance aproximadamente el 65% de este valor.
El power walking, conocido como caminar rápido, se erige como una opción óptima para perder peso de manera efectiva. Al practicarlo, se activa la circulación sanguínea y el metabolismo, fortaleciendo además los músculos de las piernas, caderas y glúteos, todo ello con una menor presión sobre las articulaciones en comparación con actividades más intensas como correr. Este enfoque se vuelve aún más beneficioso cuando se combina con ejercicios de fuerza para incrementar la masa muscular, lo que potencia aún más la quema de grasas en reposo.
En términos prácticos, se recomienda realizar sesiones de power walking de 30 a 45 minutos, de tres a cuatro veces por semana. No obstante, más allá de la frecuencia y duración del ejercicio, es importante también prestar atención a otros aspectos como la vestimenta y el calzado adecuados, así como mantener una postura correcta durante la actividad para evitar lesiones y maximizar los beneficios.
Además, se pueden emplear técnicas como el «wogging», que consiste en utilizar pequeños pesos en las manos durante la caminata para agregar un componente de entrenamiento de fuerza adicional. Otra opción es variar el terreno yendo cuesta arriba y cuesta abajo, conocido como hill walking, lo que añade un desafío extra y contribuye a mejorar la resistencia cardiovascular y la quema de calorías.
En resumen, el power walking emerge como una estrategia efectiva y accesible para perder peso y mejorar la salud cardiovascular, siempre y cuando se combine con otros aspectos clave como la alimentación equilibrada y el descanso adecuado.
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