El Chillida de los años 80 regresa a Hernani de la mano de Telefónica: «Es la vuelta de casa de dos hermanos»
La exposición '100 años de Eduardo Chillida con la Colección Telefónica' reúne una decena de obras realizadas por el artista vasco en los años 80
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Este año se celebra el Centenario de Eduardo Chillida y se están desarrollando diferentes muestras sobre el escultor en el mundo para conmemorar estos 100 años. 100 años de Eduardo Chillida con la Colección Telefónica, es una de las más interesantes, no sólo por el espacio tan especial donde se han colocado, el caserío Zabalaga, un lugar restaurado por el propio Chillida con gran dedicación y teniendo muy claro siempre qué es lo que quería hacer; sino también porque son obras que vuelven a casa transcurridos 20 años desde que la compañía de telecomunicaciones las adquiriera.
«Mostrar parte de la Colección Telefónica en Chillida Leku es un enorme placer para la familia. Su compromiso con el arte y con el trabajo de Eduardo Chillida fue firme y ver sus obras ahora en Hernani es, sin duda, muy especial y una manera de estrechar aún más los lazos que ya nos unen. Esta exposición es la vuelta a casa de dos hermanos», señalaba Luis Chillida, el presidente de la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce.
Durante los años 80, Telefónica lideró una labor pionera en el campo del coleccionismo corporativo. Hoy pocas compañías no tienen arte corporativo, así que en este aspecto la compañía, bajo la presidencia de Luis Solana, marcó un antes y un después en la relación del arte y las empresas.
La exposición, que confluye en uno doble centenario, ya que Telefónica también cumple 100 años este 2024, fue inaugurada por Felipe VI, quien estuvo acompañado el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; el presidente de la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce, Luis Chillida; la directora de Chillida Leku, Mireia Massagé, y el director general de Telefónica, Luis Prendes, entre otras autoridades.
La exposición 100 años de Eduardo Chillida con la Colección Telefónica, que se podrá visitar hasta el 13 de octubre, reúne una decena de obras realizadas por el artista vasco en los años 80. En total, hay expuestas diez esculturas del total de 16 que la compañía tiene del artista vasco que dialogan en un espacio familiar, como es el Museo Chillida Leku.
Un Chillida desconocido
«Es una exposición muy especial» que evidencia «el compromiso de Telefónica con los artistas españoles», explicaba Massagé, la directora del espacio. «Invitamos a descubrir un Chillida desconocido», apuntaba.
«En las décadas de los 80 y 90, las obras de Eduardo Chillida se transformaron a través de su diálogo con la arquitectura, un intercambio que marcó su evolución artística. Cada obra de la Colección Telefónica es un testimonio de su intento de entender y expresar la relación entre el espacio, la materia y el tiempo. Por eso, reunir en Hernani todas estas piezas es una manera de volver a visitar sus años más decisivos», recalcaba.
Prendes, de Telefónica, decía en su intervención que se trata de una muestra «singular y absolutamente única», además en un año muy especial para Telefónica, ya que son «cien años repletos de luces y algunas sombras, de héroes y heroínas». «Hemos traído lo mejor que tenemos, las obras han regresado a casa. Sólo tenemos que dejar paso al silencio para que las obras hablen», decía.
«Para nosotros, además, es un año muy especial, cumplimos 100 años y nos sentimos muy orgullosos de hacer de nuestro mundo, un mundo mejor conectando a las personas», concluía.
Luis Chillida se mostró emocionado con este nuevo «proyecto tan bonito» de «vuelta a casa» de estas obras, ya que éstas estuvieron en Chillida Leku con motivo de la exposición que se organizó en homenaje a Eduardo Chillida tras su muerte en 2002 un año después, pero que ahora vuelven al museo en «su esplendor».
Detallaba también la emoción que le hubieran supuesto la llegada de estas obras de Chillida a sus padres, ya que el tenerlas en Hernani con una exposición ha permitido que otras grandes esculturas hayan podido viajar por el mundo. «Esta exposición tiene algo de mi padre, Eduardo Chillida, y de mi madre, Pilar Belzunce. Se une la parte emocional de ver la vuelta a casa de estas obras al caserío Zabalaga, ya rehabilitado, lo cual le maravillaría al artista, con la posibilidad de haber liberado a otras obras para que salgan del museo y viajen a otros lugares», señalaba.
Años 80, años decisivos para Chillida
Esta exposición tiene como objetivo mostrar cómo los años 80 fueron decisivos en la trayectoria artística de Eduardo Chillida: se trata de la etapa en la que alcanza el tamaño monumental a nivel de obra pública y, además, profundiza en nuevos conceptos artísticos y proyectos de manera íntima.
El año 1981 está marcado por la muerte del galerista y representante Aimé Maeght y, a pesar de que supone el final de una etapa en la trayectoria del artista, también marca el inicio de una nueva en la que coexisten importantes exposiciones retrospectivas, la realización de obras de gran formato, en especial las mesas y las casas, estas últimas esculturas de tamaño reducido, arquitecturas que se conforman de materia y vacío. Entre ellas destacan en la Colección Telefónica está La casa de Hokusai y Casa de Juan Sebastian Bach, ambas de 1981. De esta época es también la producción de Lurras y Gravitaciones.
Caserío Zabalaga
Estos progresos artísticos se combinan con otros proyectos de carácter personal como el hallazgo del caserío Zabalaga en 1982, su compra y su posterior transformación. Sin duda, esto abre un nuevo camino hacia la consecución de un sueño que desemboca en la creación del museo Chillida Leku, su proyecto más íntimo y personal en el que trabaja de manera incansable junto a su mujer, Pilar Belzunce.
Gestionar su obra e instalarla en las campas de Zabalaga, supuso uno de los grandes hitos en la trayectoria del escultor. En este contexto, Chillida se reencuentra con Hernani, lugar en el que aprendió a trabajar el hierro, como un nuevo modo de expresión y de reconocimiento por parte del País Vasco.
En palabras de Itxaro Borda, que firma uno de los textos del catálogo, «sobre el caserío Zabalaga sobrevuela la sombra de Chillida. Estas obras estarán ante la mirada de los visitantes, cuya inteligencia e imaginación las harán crecer. Es un paseo que ofrece profundizar en el conocimiento del artista o para conocer su trayectoria creativa».
La sombra de Chillida
La exposición, que busca mostrar los vínculos con Zabalaga y Chillida Leku, se enmarca en la celebración del centenario del nacimiento de un artista con raíces en el País Vasco pero los brazos abiertos al mundo. Para complementar la exposición, Chillida Leku editará un catálogo en colaboración con la editorial La Fábrica, con la que han trabajado en las exposiciones dedicadas a Antoni Tàpies (2021), Joan Miró (2022), Phyllida Barlow (2023) y Universo Maeght (2023).
Esta edición reunirá imágenes de las obras instaladas en Chillida Leku trasladando la experiencia de la exposición al formato papel y se completará con textos firmados por la escritora Itxaro Borda; la directora de Chillida Leku, Mireia Massagué; Gonzalo Calderón, yerno del escultor; y los arquitectos Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo.