CRISIS SOCIALISTA

Puig blinda a su núcleo duro y a sí mismo con la expectativa de ser ministro si Sánchez gobierna

Ximo Puig renovables
El ex presidente de la Generalitat Valenciana el socialista Ximo Puig.
Ignacio Martínez

La dimisión de la vicesecretaria general y de Igualdad del PSOE valenciano Ana Domínguez este viernes ha vuelto a abrir la caja de los truenos en la soterrada crisis que la formación vive desde las elecciones autonómicas y municipales en este territorio. La situación interna es muy tensa, pero no estallará hasta una vez culminen las negociaciones para saber si finalmente Pedro Sánchez sigue al frente del gobierno de España o no. Una cosa u otra serán decisivas. El origen del problema estriba en que mientras el ex presidente valenciano y su entorno más cercano acumulan poder y responsabilidades, decenas de militantes valencianos se han quedado sin cargo tras la derrota electoral del 28 de mayo.

A todo ello, se suma que, en medio de esta situación, y tras ver como la ex presidenta balear Francina Armengol, también derrotada por el PP en su territorio, ha alcanzado la presidencia del Congreso, Puig, según las fuentes consultadas, puede alcanzar una cartera ministerial en un hipotético gobierno de Pedro Sánchez. Juega a su favor su perfil federalista. Y en su contra el creciente descontento interno con su gestión tras la derrota electoral por esa acumulación de cargos.

El descontento procede de que tras caer en las urnas Ximo Puig ha acumulado un enorme poder interno. Es, actualmente, senador territorial, presidente del grupo socialista en las Cortes Valencianas y diputado autonómico y secretario general de los socialistas valencianos. A todo ello, hay que sumar que se ha acogido al estatuto de ex presidentes de la Generalitat, lo que le ha permitido contar con tres asesores y coche oficial.

De su entorno más próximo, la ex consejera de Justicia Gabriela Bravo, que no es militante, es vicepresidenta segunda de las Cortes Valencianas. Otros dos de los miembros de su gobierno, Rebeca Torró y Arcadi España, ocupan respectivamente la portavocía y la portavocía adjunta del grupo socialista en las Cortes Valencianas.

Además, Ximo Puig ha asentado en diferentes puestos a su personal más próximo mientras él gobernó la Generalitat. Una circunstancia que no ha sentado nada bien a decenas de socialistas que se han quedado fuera tras los comicios autonómicos.

De momento, no hay protestas porque todos están a la espera de conocer cómo se resuelve el próximo gobierno de España. Pero la crisis, que está soterrada, aflorará si Sánchez no gobierna.

Si Sánchez gobierna y Ximo Puig, además, alcanza un ministerio en ese hipotético Gobierno de Pedro Sánchez, seguirá, de facto, seguir los pasos de su mentor, el también socialista Joan Lerma, que fue ministro de Administraciones Públicas con Felipe González tras perder la presidencia de la Generalitat en 1995.

En la actualidad, para la sucesión de Ximo Puig hay al menos tres dirigentes del PSOE valenciano. Una, la ministra Diana Morant, que ya ha sido cabeza de lista por Valencia en las últimas Generales.

Otro, el alcalde de Mislata Carlos Fernández Bielsa, a quien la continuidad de Ximo Puig como secretario general tras las elecciones autonómicas no ha beneficiado. Hasta el punto de que se quedó sin la presidencia de a Diputación de Valencia, que ahora ostenta el PP. La tercera persona que suena para el relevo de Ximo Puig es la actual delegada del Gobierno Pilar Bernabé.

En cuanto a Ana Domínguez, fue una apuesta personal de Ximo Puig en el último congreso de los socialistas valencianos. Y su caída se relaciona con que ha dejado de ser apuesta de Puig.

Distintos sectores relacionan, además, su caída con el ascenso a nivel orgánico de Pilar Bernabé, que es ahora la número 2 de Ximo Puig en el PSPV, la marca valenciana del PSOE. Si bien, su apuesta parecía inicialmente más dirigida a optar en el futuro a la Alcaldía de Valencia.

 

 

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