Andrea y María José, jóvenes que ayudan a afectados por la DANA: «Esto debería hacerlo el Gobierno»
«Sólo el pueblo salva al pueblo», este lema, ampliamente extendido tras la devastación provocada por la DANA en la Comunidad Valenciana, no sólo es una consigna de esperanza para todos los damnificados sino que es una certeza del trabajo que hacen miles de voluntarios de toda España para ayudar a los vecinos de los municipios arrasados. OKDIARIO ha sido testigo de esta labor durante una jornada en la que ha visitado municipios muy afectados como Paiporta o Benetúser.
Un grupo de jóvenes valencianos ha puesto en marcha una iniciativa solidaria para proporcionar muebles y enseres básicos a los damnificados por la DANA en la Comunidad Valenciana. «Esto debería hacerlo el Gobierno», afirma Andrea a OKDIARIO, una de las coordinadoras del proyecto, mientras descarga una cama y un somier de una autocaravana en Paiporta.
El cielo plomizo amenaza lluvia sobre Valencia cuando Andrea y María José, junto a su compañero Álvaro, se dirigen a entregar mobiliario donado. «Si llueve nos tenemos que dar media vuelta. Nos jugamos la vida», advierte Andrea. Las alcantarillas de La Huerta Valenciana, la comarca más afectada, permanecen colapsadas por el barro, lo que aumenta el riesgo de nuevas inundaciones.
Los rostros de la devastación
Pilar, una mujer de avanzada edad, recibe a las voluntarias en lo que queda de su hogar. Las paredes húmedas se desmoronan y la pintura se desprende en una vivienda donde los muebles destrozados se amontonan en las habitaciones. «No quiero llorar más. Habrá que salir como sea de esta», afirma mientras acaricia a sus dos perros, también afectados por la catástrofe.
Lo que comenzó como una iniciativa en redes sociales se ha convertido en un movimiento que gestiona más de 600 solicitudes de ayuda. «Pusimos un pantallazo con la donación de muebles y nuestros teléfonos. Lo compartieron influencers como Marta y María Pombo, y comenzamos a recibir cientos de mensajes», explica Andrea.
Una red solidaria en crecimiento
El proyecto, que inicialmente surgió de dos jóvenes, cuenta ahora con una veintena de voluntarios. Han desarrollado una plataforma web donde los afectados pueden registrar sus necesidades. «Primero ayudamos a la gente que realmente lo necesita y que se ha quedado sin nada por la DANA», explica María José, quien admite haber recibido también solicitudes de personas en situaciones menos graves.
La respuesta ciudadana no se ha hecho esperar. «Hay una mujer que va a donar siete apartamentos enteros de muebles», revela María José, quien agradece especialmente el apoyo de colaboradores como Paula, Angela y Héctor, este último por ceder unas naves en Picanha para almacenaje.
«El pueblo salva al pueblo. Somos chavales que estamos intentando ayudar a la gente como podemos», resume Álvaro, quien compagina su preparación de oposiciones estatales con la conducción de un todoterreno para transportar las donaciones. «Quizás no han tenido la ayuda que deberían haber tenido», añade, en referencia a la respuesta institucional.
La iniciativa ejemplifica la capacidad de la sociedad civil para organizarse ante la emergencia, proporcionando ayuda directa a quienes, como la familia de Pilar, han perdido prácticamente todo en la catástrofe. Inclusive en medio de su propia tragedia, mantienen el espíritu solidario: la familia de Pilar ha donado un colchón que no necesitaban para otras personas sin lugar donde dormir.