Tierra

La Tierra se rompe y los científicos lo confirman: el campo magnético está cambiando y esto es lo que va a ocurrir

La Tierra
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El campo magnético es un elemento crucial para la vida en la Tierra. Funciona como una fuerza invisible que desvía las partículas solares y la radiación cósmica que podrían poner en riesgo toda forma de vida en la superficie  terrestre. Sin embargo, este escudo no es estático ni permanente; cambia, se deforma y, en ocasiones, se debilita. En este contexto, los científicos han identificado una serie de patrones preocupantes que podrían tener implicaciones directas para la tecnología.

A aproximadamente 3.000 kilómetros bajo nuestros pies se encuentra el núcleo externo del planeta: un océano de hierro fundido en constante movimiento. Este material conductor genera corrientes eléctricas que funcionan como un gigantesco generador natural, responsable de mantener el campo magnético global. Este sistema es extremadamente complejo y delicado, de manera que pequeñas variaciones en la velocidad, temperatura o composición de ese hierro fundido pueden alterar la intensidad y dirección del campo.

El campo magnético de la Tierra se deforma y amenaza a los satélites

Desde 2013, la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea ha monitoreado continuamente el campo magnético de la Tierra mediante tres satélites diseñados para medir la intensidad y dirección del magnetismo terrestre. Los datos registrados durante más de una década revelan un fenómeno inquietante: una región de campo magnético débil que se extiende sobre el Atlántico Sur, entre Sudamérica y África.

Esta zona ha sido bautizada por los científicos como la Anomalía del Atlántico Sur (AAS). En sólo 11 años, su tamaño se ha duplicado, alcanzando un área comparable a la mitad de Europa. Lo más preocupante es que en esta región los satélites que orbitan a baja altitud sufren fallos electrónicos, reinicios espontáneos o pérdidas de señal. Incluso los astronautas que atraviesan la zona a bordo de la Estación Espacial Internacional pueden quedar expuestos a dosis de radiación más altas de lo normal. Este fenómeno representa un riesgo tangible  para la comunicación satelital, los sistemas GPS y los satélites de observación de la Tierra.

Qué está ocurriendo bajo nuestros pies

Un estudio reciente publicado en Physics of the Earth and Planetary Interiors sugiere que el origen de la anomalía está mucho más profundo de lo que se pensaba: en la frontera entre el núcleo externo líquido y el manto rocoso. El investigador Chris Finlay, de la Universidad Técnica de Dinamarca, describe la situación así: «mormalmente, las líneas del campo magnético salen del núcleo en el hemisferio sur. Pero bajo la Anomalía del Atlántico Sur vemos zonas donde el campo, en lugar de salir, regresa hacia el núcleo». Y añade: «es un proceso que aún no comprendemos del todo, pero los datos sugieren que el campo magnético terrestre está más inestable de lo que creíamos».

Causas y teorías

Los científicos no descartan que este debilitamiento sea parte de un ciclo natural. La historia geológica de la Tierra muestra que el campo magnético ha invertido sus polos en múltiples ocasiones. Estas inversiones, sin embargo, no ocurren de la noche a la mañana. Los procesos suelen tardar miles de años, y aunque los cambios actuales son notables, no representan un peligro inmediato para la vida en la superficie.

Sin embargo, la anomalía sí afecta a satélites en órbita baja, que incluyen satélites de observación terrestre, comunicaciones y meteorológicos. En estas zonas, los dispositivos electrónicos son más vulnerables a fallos por radiación, lo que puede provocar reinicios automáticos o mal funcionamiento temporales.

Incluso la Estación Espacial Internacional experimenta un aumento en la exposición a partículas energéticas cuando atraviesa la AAS, aunque la nave y su tripulación cuentan con sistemas de protección que reducen los riesgos. Esta anomalía también afecta a los sistemas de GPS y navegación aérea, ya que las variaciones locales en el campo magnético pueden generar errores en la orientación y el posicionamiento.

La Anomalía del Atlántico Sur nos recuerda que el planeta Tierra está en constante evolución. Según René Chávez Segura, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, esta zona débil del campo magnético, ubicada sobre Brasil y el sur del Atlántico, puede afectar la precisión de los sistemas GPS, alterar las telecomunicaciones de aviones y generar sobrecargas en satélites, complicando la navegación y la medición de altitudes.

Este fenómeno se encuentra en constante monitoreo mediante observatorios geomagnéticos, especialmente ante eventos de clima espacial como tormentas solares, que pueden intensificar sus efectos.

Finalmente, la NASA recuerda que «contar con mejores datos acerca de cómo los fenómenos solares influyen en la atmósfera superior de la Tierra es crucial para comprender el impacto de las condiciones meteorológicas del espacio en los satélites, las misiones tripuladas y la infraestructura terrestre y espacial. Hasta la fecha, solo existen unas pocas mediciones directas limitadas en esta región. Pero pronto vendrán más. Las futuras misiones de la NASA, como la Constelación de Dinámica Geoespacial y el Acoplamiento Dinámico Neutro Atmósfera-Ionosfera podrían observar y medir con exactitud cómo responde la atmósfera de la Tierra a los flujos de energía que ocurren durante tormentas solares».

Lo último en Ciencia

Últimas noticias