Lo que de verdad esconden los agujeros negros
Los agujeros negros se presentan como una de las formaciones más extraordinarias jamás conocidas. Unos fenómenos cósmicos que se enmarcan como una verdadera incógnita pero que gracias a un novedoso estudio hemos podido saber algunos de sus datos más ocultos. Una investigación publicada en la revista Science que amplia nuestros conocimientos acerca de los agujeros negros y los múltiples campos magnéticos que los rodean ¡No te lo pierdas!
Un enigma en proceso de revelación
Un grupo de investigadores de la Universidad de Texas dirigidos por Chris Packham han creado uno de los estudios que más va a dar que hablar en 2018. Una investigación basada en las incógnitas de los agujeros negros y sus curiosos campos magnéticos que ha despertado la curiosidad en la comunidad científica. Pocos conocen que los agujeros negros están conformados con distintas longitudes de honda y su campo gravitatorio es tan elevado que ni siquiera la luz puede escapar de ellos.
La formación de este tipo de fenómenos se basa en la explosión de una estrella masiva al mismo tiempo que su núcleo remanente colapsa bajo la fuerza de la gravedad. Lo que no se conocía hasta ahora es con que magnitud una estrella puede convertirse en un agujero negro. Según señala Packham : «Si una estrella es 3 veces más masiva que nuestro propio Sol se convirtiera en un agujero negro de unas dimensiones aproximadas de 1.200 km2». Sin embargo, el agujero negro que el equipo de investigadores ha estudiado tiene una masa 10 veces superior a la de nuestro Sol, por lo que han podido desvelar una gran cantidad de datos inéditos.
Un núcleo conocido
“La Tierra existe porque tiene un núcleo rico en hierro líquido y caliente. Ese flujo crea corrientes eléctricas que a su vez generan un campo magnético. Un agujero negro tiene un campo magnético, ya que fue creado a partir del remanente de una estrella después de la explosión”, comenta Packham . Y es que al mismo tiempo que la materia se descompone en torno al agujero negro, el campo magnético se dispone a lanzar impulsos electromagnéticos a la velocidad de la luz. Una propulsión que se mantenía como una auténtica incógnita para los astrónomos pero que ha podido determinarse gracias a las continuas observaciones de las diferentes longitudes de onda.
Asimismo, el equipo de Packham descubrió que los campos magnéticos son mucho menos fuertes de lo que se creía hasta ahora, un descubrimiento inaudito que desconcierta a la comunidad científica. «Nuestros resultados son sorprendentes y aún estamos tratando de descifrarlos”, concluye Packham.