Frases célebres de Miguel Servet

Frases célebres de Miguel Servet
Frases célebres de Miguel Servet

Miguel Servet es uno de los grandes científicos de la historia de España. Nacido en 1511 en el pueblo aragonés de Villanueva de Sigena, cultivó gran número de ciencias como buen hombre renacentista que fue.

La mayor parte de la carrera científica de Servet tuvo lugar en Europa, de hecho, murió en 1553 en Ginebra acusado por el Consejo de la ciudad y las Iglesias Reformadas cantonales que, tras ser repudiado por protestantes y católicos, fue juzgado y condenado a morir en la hoguera.

El trabajo más célebre de Miguel Servet fue su descubrimiento y estudio de la circulación pulmonar, publicado en su obra Chistianismi Restitutio. Sin embargo, este científico y teólogo trabajó otras disciplinas, como la astronomía, la geografía, la meteorología, las matemáticas e incluso la Biblia.

Sin duda, una vida apasionante la de Servet que merece la pena resumir en frases célebres que han pasado a la posteridad.

Frases de Miguel Servet

  • Dios nos dio la mente para que le reconozcamos a Él mismo
  • Propio de la condición humana es la enfermedad de creer a los demás impostores e impíos, no a nosotros mismos, porque nadie reconoce sus propios errores…
  • Considero un asunto muy grave el matar a los hombres por creer que están en el error o por algún detalle de interpretación escriturística, cuando sabemos que el más elegido se puede equivocar
  • Hay un brillo del Sol y otro de la Luna; uno del fuego y otro del agua. Todos fueron dotados de luz por Cristo, arquitecto del mundo
  • Ni con estos, ni con aquellos estoy conforme ni disiento en todo. Todos tienen parte de verdad y parte de error, y cada cual descubre el error en otro sin ver el suyo
  • Cristo camina en las olas del viento y habita en el vértice de la Tierra, mide los cielos con su palmo y le caben en sus manos las aguas del mar
  • No debe imponerse como verdades conceptos sobre los que existen dudas
  • Si yo amo una persona, de modo entrañable, estoy pendiente de ella; a ella me entrego en todo y para todo y ella me conduce a donde quiera
  • En este mundo no hay verdad alguna, sino simulacros vanos y sombras que pasan. La verdad es Dios eterno…
  • No deben imponerse como verdades conceptos sobre los que existen dudas

Como ya es costumbre, vamos a reflexionar sobre lo que hemos aprendido ahora del gran Miguel Servet, una mente privilegiada de su tiempo.

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