Científicos descubren un peligro invisible que está creando superbacterias mortales


En las últimas décadas, el problema de la contaminación por plásticos ha alcanzado proporciones globales, afectando no sólo el medio ambiente, sino también nuestra salud. Recientemente, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Boston ha puesto de manifiesto cómo los microplásticos facilitan la aparición de superbacterias mortales, las cuales son resistentes a múltiples antibióticos. Este descubrimiento es alarmante, ya que subraya un aspecto poco conocido del impacto de los microplásticos en la salud humana: su capacidad para acelerar la resistencia bacteriana, algo que podría tener consecuencias devastadoras para la medicina moderna.
El mecanismo exacto por el cual los microplásticos fomentan la resistencia antimicrobiana no está completamente claro, pero los científicos han identificado algunos factores clave. Uno de ellos es la capacidad de los microplásticos para facilitar la formación de biopelículas, estructuras complejas en las que las bacterias se agrupan y se adhieren a superficies, como los microplásticos. Estas biopelículas protegen a las bacterias de los antibióticos y otros agentes antimicrobianos, lo que les permite sobrevivir y multiplicarse. El estudio demostró que los microplásticos de poliestireno, en particular, fueron los que más favorecieron la formación de biopelículas y, por lo tanto, la resistencia bacteriana.
Los microplásticos como motor de las superbacterias mortales
La resistencia antimicrobiana representa una de las mayores amenazas para la salud global. Cada año, millones de muertes son causadas por infecciones de bacterias resistentes a los antibióticos. Aunque el uso indebido de estos fármacos ha sido el principal impulsor de esta crisis, un reciente estudio ha mostrado que los microplásticos también juegan un papel clave, ayudando a las bacterias a desarrollar resistencia incluso sin la presencia de antibióticos. Éstas pequeñas partículas pueden acumular y transportar bacterias en su superficie, creando lo que los científicos llaman la «plastiosfera». Este entorno favorece el intercambio de material genético entre las bacterias, acelerando el proceso de resistencia, convirtiendo a los microplásticos en catalizadores activos en la evolución de superbacterias mortales.
En su estudio, los investigadores se centraron en cómo los microplásticos, al entrar en contacto con Escherichia coli (una de las bacterias más comunes en infecciones humanas), favorecen el desarrollo de resistencia a los antibióticos. Para ello, expusieron diferentes tipos de microplásticos a la bacteria durante un periodo de 10 días. Los plásticos utilizados en el estudio fueron poliestireno (se puede encontrar en materiales de embalaje como los cacahuetes de plástico), polietileno (presente en bolsas de plástico) y polipropileno (utilizado en productos como cajas, botellas y tarros).
Durante el experimento, los investigadores midieron las concentraciones mínimas inhibitorias (CMI) para cuatro antibióticos comunes: ampicilina, ciprofloxacino, doxiciclina y estreptomicina. Las CMI son la dosis mínima de antibiótico necesaria para inhibir el crecimiento bacteriano. Lo que encontraron fue alarmante: en sólo cinco a diez ías, las bacterias expuestas a los microplásticos desarrollaron resistencia a varios antibióticos, incluso sin que estos estuvieran presentes en el entorno. Este hallazgo sugiere que los microplásticos no solo actúan como vehículos para las bacterias, sino que en realidad promueven la resistencia en un plazo muy corto.
Los investigadores también observaron que, independientemente del tipo o tamaño de microplástico, todos facilitaron la resistencia a los antibióticos en E. coli. Este fenómeno pone de manifiesto la capacidad de los microplásticos para crear un entorno propicio para la evolución de la resistencia bacteriana, lo que podría hacer que los antibióticos actuales sean mucho menos efectivos para tratar infecciones graves en el futuro.
Lo más preocupante de los resultados del estudio es que la resistencia inducida por los microplásticos no desaparece tan fácilmente. A pesar de que los antibióticos y los microplásticos fueron eliminados del entorno en el experimento, las bacterias continuaron siendo resistentes a los antibióticos durante un período significativo de tiempo. Esto sugiere que la exposición a microplásticos puede inducir cambios genéticos y fenotípicos en las bacterias que les permiten mantener su resistencia, incluso en ausencia de los factores que la provocaron.
Este fenómeno plantea una nueva y peligrosa dimensión al problema de la resistencia antimicrobiana. No sólo se trata de evitar la sobreprescripción de antibióticos, sino también de considerar cómo otros factores ambientales, como los microplásticos, están contribuyendo a la crisis de salud pública. A medida que la contaminación por plásticos continúa aumentando, también lo hará la exposición de las bacterias a estos microplásticos, lo que puede acelerar aún más la aparición de superbichos resistentes a los antibióticos.
El impacto de los microplásticos en la resistencia antimicrobiana subraya la necesidad urgente de abordar la contaminación plástica de manera integral. No sólo representan una amenaza ambiental, sino que también agravan la crisis de salud pública al facilitar el desarrollo de superbichos resistentes a los tratamientos más avanzados. En particular, los microplásticos de poliestireno deben ser objeto de un control más riguroso, ya que favorecen significativamente la resistencia antimicrobiana. Para combatir este problema, es crucial reducir la contaminación por plásticos y promover el uso responsable de antibióticos.