Geografía

Los científicos no dan crédito: un estudio revela que hubo un lago de 42 metros de profundidad en el desierto Arábigo

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Por mucho tiempo, el desierto Arábigo fue el sinónimo perfecto de sequedad, temperaturas extremas y vastas extensiones de arena. Esta imagen, sin embargo, comenzó a desmoronarse tras una reciente investigación internacional que pone en cuestión lo que se pensaba de su historia climática.

Y esto, porque un equipo multidisciplinar encontró pruebas geológicas que señalan un pasado sorprendentemente distinto, donde el agua tuvo un papel central en la transformación del entorno.

¿Por qué se cree que hubo un profundo lago en el desierto Arábigo?

Para entender esta afirmación hay que trasladarse a la región conocida como Rub’ al-Khali, o El Cuarto Vacío, radicada en el sur de la Península Arábiga.

Este sector, cubierto por dunas y con escasa vegetación, forma parte del desierto Arábigo, una de las zonas más áridas del planeta. Con una extensión de unos 650.000 kilómetros cuadrados, se pensaba que su aridez era una constante milenaria.

Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Communications Earth & Environment contradice esta idea.

Un grupo de investigadores de distintas instituciones científicas, entre ellas la Universidad de Ginebra y la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología, halló indicios que apuntan a un escenario radicalmente distinto durante un periodo comprendido entre hace 11.000 y 5.500 años.

Los análisis geológicos realizados permiten identificar una red hidrográfica ya extinguida y la existencia de un lago de hasta 42 metros de profundidad en pleno desierto Arábigo. El hallazgo sugiere así que el Rub’ al-Khali pudo haber sido, durante milenios, un espacio con recursos hídricos abundantes.

El desierto Rub’ al-Khali, parte de la Arabia Verde

Este lago habría surgido durante una fase climática denominada Arabia Verde. Este periodo se caracterizó por un aumento de las precipitaciones provocado por la expansión hacia el norte de los monzones africanos e indios.

Estos cambios climáticos permitieron el desarrollo de sabanas, pastizales y cursos de agua permanentes en zonas hoy desérticas.

Según Abdallah Zaki, autor principal del estudio e investigador en la Universidad de Texas, este cuerpo de agua fue parte de una cuenca hidrográfica activa que modificó la morfología del terreno.

Se trata de una reconstrucción paleogeográfica que cambia la visión tradicional del Rub’ al-Khali como un páramo sin vida.

Los investigadores analizaron imágenes satelitales, sedimentos y formas del relieve para determinar la ubicación y características de este lago. La evidencia indica también la presencia de ríos estacionales que nutrían el sistema lacustre.

¿Qué simboliza el descubrimiento de agua en este desierto Arábigo para la arqueología?

La disponibilidad de agua no sólo alteró el paisaje físico del desierto Arábigo, sino que también favoreció la ocupación humana.

Se han hallado herramientas líticas y otros restos arqueológicos en distintas zonas del Rub’ al-Khali. Esto sugiere que el ecosistema húmedo permitió actividades como la caza, la recolección e incluso formas iniciales de pastoreo.

Michael Petraglia, profesor de la Universidad Griffith, sostiene que esta transformación facilitó la expansión de comunidades humanas por regiones que hoy resultan completamente inhóspitas. El cambio climático posterior, producido hace unos 6.000 años, trajo el fin de las lluvias y provocó un proceso de desertificación que persiste hasta la actualidad.

Desde entonces, la zona volvió a convertirse en un desierto extremo, donde las temperaturas pueden superar los 50 °C y las dunas alcanzan alturas de más de 300 metros. El Rub’ al-Khali, pese a su aridez, mantiene pequeñas formas de vida adaptadas al entorno, como roedores, arácnidos y plantas xerófilas.

El impacto geológico y económico actual del Rub’ al-Khali

Además de su interés climático e histórico, el desierto Arábigo tiene una relevancia económica significativa. Bajo sus dunas se encuentra uno de los yacimientos petrolíferos más grandes del mundo.

Shaybah, en pleno Rub’ al-Khali, es un centro de extracción de crudo ligero, mientras que el campo Ghawar se extiende parcialmente por su zona norte.

A nivel ecológico, esta región forma parte de la ecorregión del desierto y monte xerófilo de Arabia y el Sinaí. La desertificación progresiva redujo la posibilidad de vida estable en el área, aunque algunas tribus continúan habitando ciertas zonas, especialmente en la región de Najran, conectadas por carretera a puntos de extracción y fuentes de agua.

Pese a su tamaño, el desierto Arábigo fue poco explorado hasta el siglo XX. Las primeras expediciones documentadas por europeos se llevaron a cabo en 1931 y 1932, y entre 1946 y 1950 Wilfred Thesiger realizó múltiples travesías, contribuyendo a la cartografía parcial de la zona.

En tiempos recientes, se han organizado excursiones guiadas por GPS para recorrer tramos del Rub’ al-Khali, aunque sigue siendo un lugar de acceso limitado. En la cultura popular, este desierto apareció en 2011 en el videojuego Uncharted 3: La traición de Drake para PlayStation 3, donde se retrata su imponente paisaje y hostilidad natural.

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